La residencia que salvó la primera ola, y se hundió en la segunda
La Fiscalía, tras un geriátrico de Lérida en el que han muerto casi el 50% de los residentes
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Iniciar sesiónLa residencia Fiella de Tremp (Lérida) se ha convertido en el punto negro de la segunda ola de la pandemia de Covid-19 en Cataluña. A lo largo de las tres últimas semanas este centro geriátrico ha acumulado un total de 55 ... fallecidos , casi la mitad de sus residentes. Tan crítica es la situación de esta institución cuyos orígenes se remontan a un hospital de pobres creado en el siglo XVI que la Generalitat decidió intervenirla el 28 de noviembre y le ha abierto un expediente sancionador. «Pensábamos que se habían hecho las cosas bien, pero es una situación que nos ha desbordado, aunque no somos la primera residencia en la que ha pasado esto», explicaba ayer a ABC el padre Joan Antoni Mateu, presidente del patronato del centro y párroco de esta localidad de 5.800 habitantes.
Según el sacerdote, el primer caso detectado fue el de un trabajador de la residencia que dio positivo por coronavirus el pasado 19 de noviembre. En los días posteriores, el geriátrico vivió una cascada de infecciones. «Entre el 22 y el 23 de noviembre salieron muchísimos contagiados, fue una cosa rapidísima» , relata Mateu antes de resaltar que en la primera fase de la pandemia el centro sólo registró un caso de coronavirus que se recuperó rápidamente.
Desde noviembre, las infecciones se convirtieron en decesos y la situación descontrolada del geriátrico ha scabado abriendo una guerra entre el centro, de titularidad religiosa, y la Generalitat, que decidió abrirle un expediente sancionador al considerar que se habían realizado irregularidades en aspectos como el registro de la medicación de los residentes. Desde la Fundación Jaume Fiella , su titular, defienden que la gestión ha sido «óptima» en la segunda ola. Con todo, el caso ha llegado a manos de la Fiscalía de Lérida , que investiga el cumplimiento de los protocolos e intentará depurar responsabilidades.
Velatorios y entierros
Los vecinos de Tremp confiesan sentirse devastados por la sucesión de velatorios y entierros que vive el pueblo y reconocen que hay un sentimiento de pena colectiva, pues la mayoría de residentes son vecinos de Tremp «de toda la vida» . «Todo el mundo deduce que algo ha fallado, que no ha sido algo espontáneo. No creo que se vea como algo de mala suerte, en marzo fue diferente, está todo el mundo a la espera», relataba ayer vía telefónica a este diario Montserrat Enjuanes, una farmacéutica del pueblo que conoce a varios residentes. Desde la dirección del centro insisten en relacionar las defunciones con la avanzada edad de sus 120 ancianos y afirman que la mayoría de muertos son personas «muy dependientes» de hasta cien años.
«Soy hijo de Tremp y sacerdote de la localidad, así que me está tocando hacer los funerales de gente que conocía de toda la vida y que, además, eran residentes» , defiende el propio padre Mateu. La situación del centro, que no solicitó su desinfección hasta diez días después de conocerse los primeros casos de la segunda ola, motivó ayer la visita de la consejera catalana de Salud, Alba Vergés . «La entidad tiene que colaborar al máximo», reprochó la consejera a la dirección del centro en declaraciones a la prensa tras visitar el geriátrico.
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