La pitillera de Vivien Leigh y el culo de Laurence Olivier

Tanto es así que, años más tarde, cuando se enteró por la prensa que Leigh estaba de vacaciones en Torremolinos junto a su marido Laurence Olivier, Bonet le envío una carta que, con los años, se acabaría convirtiendo en la primera piedra de una fructífera relación repleta de cartas, fotografías y objetos personales. Material de coleccionista que Setdart sacará a subasta el próximo 26 de mayo con precios de salida que van desde los 700 euros por unos zapatos de piel de cocodrilo a los 7.500 por un lote de fotografías inéditas en las que Leigh y Olivier aparecen desnudos durante su luna de miel.

«Yo no quería nada, ni siquiera me hice una foto con ella ni le pedí un autógrafo nunca», ha explicado Bonet este viernes durante la presentación de una subasta en la que también se pueden adquirir objetos de atrezzo como un parasol que se utilizó en 'Lo que el viento se llevó', o las lentes que Leigh lucía en 'El barco de los locos' , su última película. Destaca también una pitillera de plata y oro de ley, lo primero que buscaba la actriz nada más despertarse incluso cuando la tuberculosis ya empezaba a causar estragos, un frasco de perfume; y dos bote de esmaltes de uñas.

Lo llamativo del caso, sin embargo, no son tanto los objetos en liza como el hecho de que una joven barcelonesa hiciera buenas migas con la actriz británica, la visitase en un par de ocasiones en su casa de Londres y asistiese a su funeral invitado por el actor John Merivale, la última pareja de Leigh. Es más: tras la muerte de la actriz en 1967, Bonet también entabló amistad con la familia de la actriz y con Domitila, su doncella española, y recibió a modo de obsequio y en atención «al cariño y devoción hacia la figura de Leigh», fotografías y pertenencias personales de la actriz.

Antes de eso, en 1964, Bonet le había enviado a Leigh un medallón para celebrar el XXV aniversario de 'Lo que el viento se llevó, detalle que la actriz quiso agradecerle personalmente en su casa londinense. «Me pareció una mujer humilde, sencilla, encantadora, inteligente y noble», ha recordado. Leigh, enferma de tuberculosis, moriría al cabo de poco tiempo, pero Bonet la recuerda riendo todo el rato. «Supongo que era muy buena actriz y supo interpretar bien su papel», ha dicho.

Un camisón de encaje con bordado floral y una agenda de la actriz de 1967, año de su muerte, son algunos de los reclamos de una subasta que para Bonet es una «tragedia», ya que no ha tenido más remedio que desprenderse de los objetos por motivos personales.