«Pelléas et Mélisande» regresa al Liceu después de 49 años
PABLO MELÉNDEZ-HADDAD
Hace casi medio siglo que la obra maestra del compositor francés Claude Debussy, su ópera «Pelléas et Mélisande”», no subía al escenario de La Rambla: ahora regresa, y desde el próximo miércoles (seis funciones hasta el 7 de julio), en una producción de Robert Wilson ... y con la soprano navarra María Bayo como protagonista.
El montaje es uno de los más aplaudidos del director británico, el cual se estrenó en 1997 en coproducción entre Salzburgo y París, una reposición que ha sido posible gracias a los esfuerzos conjuntos del Liceu y del Teatro Real de Madrid en el que pudo verse en octubre, tal y como ha subrayado en rueda de prensa el director artístico del Liceu, Joan Matabosch.
«Se trata, quizás, de “él” montaje de la ópera de Debussy», afirmó Matabosch en referencia a la aplaudida producción, ya que pareciera ser que el trabajo de Wilson, caracterizado por el minimalismo gestual y escenográfico en el que la iluminación es fundamental, le va como anillo al dedo a la partitura debussiana.
Este «Pélleas· marca el final del ciclo de Michael Boder como director musical del Gran Teatre, quien la definió como «una de las partituras más importantes de la historia de la música y no para de dar ideas sobre luz, sombras, mariposas, agua... Es como un jardín».
Para Wilson se trata de una obra llena de contradicciones, en la que la luz es oscuridad, arriba es abajo, cerca es lejos... «Es una obra sobre el número dos, pero el dos es uno... Tenemos un cuerpo y un alma, pero somos uno. Por eso es un reto». Se trata de una ópera que bebe del wagnerianismo pero que rompe con los moldes del género apoyándose en un libreto lleno de interrogantes. «Es un reto crear una estructura con lo que nos brinda la partitura y el libreto -continúa Robert Wilson-; la música de Debussy aporta capas de color como si fueran reflejos del agua, por eso he estado muchas horas trabajando la luz de este espectáculo. Y sigo en ello».
La soprano navarra María Bayo regresa al escenario liceísta en esta su tercera producción como Mélisande: «Aquí me he encontrado con un espacio desconocido, más propio de la danza y de los bailarines. Por eso nos hemos sometido a una preparación complicada y difícil para poder asimilar la coreografía de cada gesto. Han sido un mes de ensayos para fijar esos movimientos, pero ahora tenemos que hacer que los gestos parezcan naturales. En todo caso, para mí se ha tratado de un trabajo muy enriquecedor».
Junto a María Bayo y con Boder dirigiendo la orquesta, el espectáculo contará con el Pelléas de Jean-Sébastien Bou, el Goulaud de Laurent Naouri y el Arkel de John Tomlinson, junto a la Sinfónica y al Coro liceístas.
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