No hay indulto para el Museo Militar
POR ÀLEX GUBERNBARCELONA. El Museo Militar de Montjuïc se cierra, sin más. No hay indulto. El Ayuntamiento de Barcelona, dentro del proceso de recuperación de la fortaleza, confirmó ayer que en el
ELENA CARRERAS El alcalde Hereu y Raimon, ayer en el foso de Santa Eulàlia, donde fue fusilado Companys
El Museo Militar de Montjuïc se cierra, sin más. No hay indulto. El Ayuntamiento de Barcelona, dentro del proceso de recuperación de la fortaleza, confirmó ayer que en el nuevo castillo no hay lugar para el Museo Militar, que, si bien algo vetusto, cuenta con ... una muy interesante aunque irregular colección que ahora será dispersada. El alcalde de la ciudad Jordi Hereu, que ayer visitó la fortaleza, dejó claro que el pecado original del museo -su existencia fue la condición que el general Franco exigió en 1960 para devolver el castillo a la ciudad- es su propia condena: «El museo deriva de lo que deriva y por tanto se cierra».
En las últimas semanas, tanto el propio autor del proyecto de recuperación del castillo, Ramon Folch, como el historiador Gabriel Cardona -ver ABC de ayer- habían expresado su rechazo a que el patrimonio que atesora el museo sea dispersado. Ambos han transmitido al Ayuntamiento la oportunidad de aprovechar la reforma de la fortaleza para poner al día un museo que, una vez modernizado y atendiendo el gran valor de parte de su colección, podía convertirse en un equipamiento de primer orden de la ciudad. El Consistorio rechaza esta idea, asumiendo que el cierre del Museo Militar es una decisión política, un simbólico portazo a lo que se considera uno de los últimos vestigios del franquismo en Barcelona. Por concepto, el Ayuntamiento ve incompatible la pervivencia del Museo y la «herencia» histórica que lleva detrás con los nuevos usos «civiles» de la fortaleza, donde irá también un todavía muy difuso Centro Internacional de la Par.
Coronel García Riesco
Por ahora, el destino de la colección es una incógnita, aunque lo que sí está claro es que su unidad va a romperse y el museo como tal desaparece. Ayer el alcalde Hereu matizó asegurando que ahora se abre un periodo de reflexión «serena y con calma» para ver qué se hace con las 6.557 piezas que integran la colección, según el inventario que encargó el Ayuntamiento.
Lo que sí está claro es que ni con calma ni con serenidad el Ayuntamiento va a reconsiderar la opción de cerrar el museo -ahora dirigido por el coronel García Riesco-, un paso que se toma, según se reconoció, en base a una decisión política y simbólica, pasando por encima del valor patrimonial e histórico de la colección.
Hereu aseguró que las piezas que sí estén relacionadas con la historia del castillo y su entorno podrán, por ejemplo, permanecer en el futuro Centro de Interpretación de la montaña, otras podrían volver a su colección original -es el caso de la Marés-, otras dispersadas en otros museos o bien devueltas al Ministerio de Defensa. «La ciudad decidirá qué es interesante que permanezca», insistió el alcalde. «Es un museo viciado de origen», añadió, asumiendo sin ambages el discurso oficial, Joan Roca, el nuevo director del Museo de Historia de la Ciudad.
Por tanto, y aunque todavía sin fecha concreta, el Museo Militar, al que no se da la posibilidad de redimirse, cierra sus puertas.
À. G.
BARCELONA. En el Museo Militar hay, como se dice, un poco de todo. Entre su vasta colección hay piezas de un gran valor y otras del todo prescindibles, con procedencias diversas, si bien el grueso pertenece al Ministerio de Defensa, según se recoge en el inventario encargado por el Ayuntamiento. Del conjunto de la colección, el estudio considera que 955 piezas tienen un alto valor patrimonial e histórico. El destino de estas piezas, y del resto que hay en el museo, será decidido en una comisión de expertos creada «ad hoc», una vez el inventario sea traducido al castellano y remitirlo al Ministerio de Defensa.
Según el inventario encargado por el Ayuntamiento, el Museo lo integran 6.557 piezas -muy bien conservadas-, de las cuales un 33% son de Defensa, un 22% municipales, un 20% de particulares, un 10% de entidades públicas, un 8% de privadas y, finalmente, un 7% de origen desconocido.
Esfuerzo bélico de la República
El inventario también califica el valor patrimonial de las piezas, y 88 de ellas reciben la máxima valoración, de las cuales 48 son del ministerio, 25 municipales y 9 de desconocidos. En conjunto, el inventario considera que aproximadamente el 15 por ciento de toda la colección -955 piezas, más que suficiente para armar un museo de primer orden- es de un valor patrimonial alto. Siendo menos selectivos, un 25% del total -1.663 piezas- tienen una calidad notable. Por contra, el inventario considera que un 46% del conjunto es prescindible.
Entre lo que sí los expertos consideran necesario guardar está la mejor colección de armas cortas de la Guerra Civil, las piezas de la colección Marés, parte del esfuerzo bélico de la Generalitat republicana, los cañones de la fundición de las Ramblas o una interesante colección de corazas. Si nadie lo remedia, la colección ahora patrimonio de la ciudad -«un tesoro histórico», según el historiador Gabriel Cardona- será dispersada.
À. G.
BARCELONA. Para festejar la recuperación del castillo de Montjuïc por parte de la ciudad, el Ayuntamiento ha organizado una gran celebración el próximo domingo. Con el festejo, explicó el alcalde Jordi Hereu, se quiere «visualizar que este castillo es y será ya siempre de Barcelona. Queremos tomar posesión de la fortaleza».
La jornada de puertas abiertas contará, además de una fideuá popular para tres mil personas y la animación habitual en estos festejos, con un concierto de profunda carga simbólica. Raimon, sobre las seis de la tarde, ofrecerá un recital en el foso de Santa Eulàlia, el mismo lugar donde tras juicio sumarísimo fue fusilado en 1940 el presidente de la Generalitat Lluís Companys. Raimon aseguró ayer que, por su carga simbólica no dudó ni un minuto en acceder a cantar en un lugar con «una historia difícil de digerir».
En el antiguo cuerpo de guardia, los visitantes podrán visitar la muestra «Barcelona tiene castillo», donde se explican los planes futuros para el castillo, así como la cisterna de aguas pluviales excavada bajo la fortaleza.
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