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«No existe una tecnología mejor que el libro..., para lectores»

Durante estos días se han reunido en el CCCB algunos de los más activos defensores de la cultura y el software libre y sin restricciones en el simposio llamado Copyfight; uno de los participantes, Amador Fernández-Savater, editor y escritor, explica la esencia del «copyleft»

Amador Fernández-Savater

Editor de Acuarela Libros y de la revista Archipiélago

Desde el convencimiento de que la cultura es un bien infinito y común, imposible de restringir, y de que la creación se defiende haciéndola accesible, Acuarela Libros es una editorial pionera en España en la publicación de libros con licencias «copyleft» de Creative Commons. Este tipo de licencias a la carta permiten cambiar el «Todos los derechos reservados» por el «Algunos derechos reservados», por ejemplo, se permite la copia pero no su uso para fines comerciales. Amador Fernández-Savater, uno de los responsables de Acuarela Libros, participa estos días en Copyright para explicar su fórmula.

- ¿Cuándo surge Acuarela Libros?

- En el 99, en el aburrimiento infinito del bar de la Facultad de Geografía e Historia, donde Abel Hernández -cantante de Migala, grupo que edita con Acuarela Discos- y yo nos pasábamos todo el día hablando de películas y de libros. Decidimos hacer algo más provechoso con todo el tiempo que despilfarrábamos y empezamos a pensar la cuestión de la editorial. Abel conocía a Jesús Llorente, de Acuarela Discos, y entre los tres montamos Acuarela Libros.

- ¿La idea de usar licencias «copyleft» es posterior a la decisión de crear una editorial?

- Sí, viene más tarde. Aunque ya en un fanzine que hacíamos antes de fundar la editorial llamado «Apuntes del subsuelo», como el libro de Dostoievski, escribíamos: «Estos textos se pueden reproducir libremente, se pueden copiar...». Lo hacíamos por herencia de algunas vanguardias artísticas y políticas como la Internacional Situacionista, que en los 60 y 70 ponía esta nota en sus textos. Pero no existía nada como el «copyleft», que es jurídicamente eficaz.

- Hablando de los situacionistas, Acuarela publicó a Guy Débord...

- El primer libro que publicamos fue «Panegírico», unas memorias extrañas de Débord en las que compone un retrato a pinceladas de su vida.

- ¿Qué criterios rigen la confección del catálogo de Acuarela?

- Ahora somos cinco personas: también está Noemí Planas y Tomás Cobos, otros dos amigos. El catálogo surge de la tensión entre cinco personas diferentes que intentamos compartir algo y editamos libros que o nos han hecho pensar mucho o nos han hecho muy felices. La idea es que en esta tensión espontánea y caótica surja un catálogo coherente, y de hecho existe como una relación secreta entre nuestros autores. Hay mucho de «hobby» en la editorial, puesto que ninguno de nosotros vive de esto.

- ¿Qué títulos habéis publicado con licencias de Creative Commons?

- «Esta revolución no tiene rostro», del colectivo de artistas y militantes Wu Ming; la biografía de Thoreau que ha hecho Antonio Casado; «Guerrilla», de Lawrence de Arabia; y «La caverna errante», de G. C. Chesterton. También lo serán los dos siguientes, que ya están en imprenta: «Blackout», del poeta italiano Nanni Balestrini, y «El sabio, el mercader, el guerrero», de Franco Berardi (Bifo).

- Y precisamente, los que se han publicado con estas licencias que permiten su copia, han sido los más vendidos del catálogo...

- Sí, de los más vendidos. Una editorial pequeña vive mucho de la visibilidad y del boca a boca, porque el mundo del libro está saturado de oferta y de estímulos. Creative Commons permite formas de hacer circular un libro (en Internet, fotocopiándolo...) y, por tanto, que sea más visible.

- Cuando se anima al público a que copien y distribuyan el texto libremente, se está confiando mucho en el objeto libro, que tiene un valor en si mismo...

- Nos gusta cómo presentamos los libros: cuidar la portada, el papel, la presentación... Acacio Puig se encarga de ilustrar tanto la portada como el interior. Intentamos que el objeto sea atractivo, que se establezca una relación afectiva. Pero, por supuesto, sin que en ningún momento la dimensión estética perjudique la legibilidad.

- ¿Va a desaparecer el libro tal y como lo conocemos ahora?

- No, incluso cuando te bajas 100 hojas en DIN-A4 has de reconstruir algo parecido a un libro para poder leer. Es una tecnología muy práctica, está por demostrar que pueda haber una mejor que el libro... para lectores. Puede haber personas que consuman otro tipo de soportes, pero hablaríamos de consumo, no de una relación activa con el libro. Leer sigue siendo una actividad que exige atención y concentración, requiere tiempo y esfuerzo en cada línea.

TEXTO: NÚRIA COTS

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