El misterioso caso de la muerte del oso que estremecía a los caballos

Por su carácter conflictivo, a Cachou un año atrás le habían puesto un collar con GPS y la señal alertó de que llevaba varios días sin moverse. Fue a principios de abril, y entonces el Consejo General de Arán achacó la muerte de este oso pardo, de seis años, a una caída por un precipicio de unos 40 metros tras haberse peleado con otro macho. Pero esa primera versión de los hechos ahora ya no está tan clara. El juzgado de Viella (Lérida) ha abierto una investigación, que mantiene bajo secreto, para averiguar si el plantígrado carnívoro a quien se atribuye la muerte de media docena de yeguas y potros el año pasado en el Valle de Arán no fue o no fortuita. Hay sospechas de que pudo haber sido envenenado. El animal fue traslado a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) para practicarle la necropsia , clave para resolver las circunstancias de su muerte.

Cachou, oriundo del Valle de Arán, era descendiente de la saga de plantígrados carnívoros que desde 1996 ha sido introducida en los bosques pirenaicos dentro de un programa de repoblación con fondos europeos. Son una cincuentena los ejemplares que campean entre tierra española y francesa, pero dos eran los ejemplares más conflictivos. El malogrado Cachou, y Goliat, que tras nacer en Eslovenia fue introducido en el valle hace unos tres años. Los ganaderos de la zona están cansados y reclaman que los expulsen del territorio. La investigación deberá aclarar si, en el caso de Cachou, ha habido alguien que se ha tomado la justicia por su mano . Eso es lo que quiere saber la organización WWF España, que trabaja por la conservación de la naturaleza. Y por eso han solicitado personarse en la causa que instruye el juzgado de Viella al considerar que el Consejo de Arán se precipitó al atribuir la muerte del plantígrado a una pelea con otro macho.

Desde esta entidad sostienen que los expertos a quienes han consultado ponen en duda que, tras los datos de la necropsia preliminar que facilitó la administración aranesa, se pueda afirmar con contundencia que murió a raíz de una disputa con otro ejemplar- Dicen que se han hallado «heridas y contusiones propias de una muerte de este tipo» . «El oso es una especie en peligro crítico y no puede existir ni una sombra de duda sobre las razones de la muerte de Cachou», sostiene Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, que recuerda que este oso había sido «señalado públicamente por determinados sectores» como responsable de daños al ganado en el Valle de Aran. Igual que Goliat, Cachou era un macho conflictivo, y hacía tiempo que los ganaderos de la zona y sindicatos agrarios, como Unió de Pagesos, reclamaban con insistencias que se les expulsara de los Pirineos. Ante las quejas, la Generalitat había tomado cartas en el asunto: les implantaron en collar con GPS , los únicos entre la cincuentena de osos de la zona que estaban geolocalizados.

Con el resto de ejemplares apenas hay problemas. Los cercados, el agrupamiento en rebaños y el uso de perros de guardia consiguieron reducir al mínimo el número de ovejas y cabras atacadas (ganado gregario). «Las medidas están funcionando muy bien, y los datos así lo avalan» , sostiene la Fundación Oso Pardo. Cosa distinta es el ganado mayor, bovino y caballar, que durante el verano pasta libremente por los bosques. Ahí «es más difícil aplicar medidas de protección». Por eso, cuando apareceieron dos depredadores como Goliat y Cachou, lo que se usan son técnicas de disuasión, como pirotécnia, balas de goma o aversión química (para provocarles vómitos o diarrea), que recoge el protocolo de intervención para osos de los Pirineos, aprobado en octubre de 2018.

Este año no se han producido ataques, pero es pronto, puescasi acaban de salir de su hibernación. Hace meses la Generalitat se mostraba su preocupada por estos incidentes y no descartaba expulsar a ambos. Ahora, mientras la justicia investiga si alguien ha intentado saldar cuentas a su modo con Cachou , la Generalitat deberá valorar qué hace con Goliat.