El jurado declara «culpables» del crimen de la Guardia Urbana a los dos acusados

En su veredicto, emitido este lunes, el tribunal popular de la Audiencia de Barcelona ha considerado a Rosa culpable de asesinato por ocho votos a favor y uno en contra . En el caso de Albert, el resultado de la votación ha sido de siete a uno, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSC). En ambos casos, con el agravante de alevosía.

En síntesis, había tres opciones sobre la mesa en este macabro crimen por el que el fiscal pide hasta 25 años de cárcel para cada uno de los acusados. Ahora, será el magistrado que ha presidido el juicio quien deberá establecer la pena. Una posibilidad era que a Pedro lo hubiera matado solo Rosa para poder estar con Albert; la segunda, que hubiera sido Albert el que acabó con la vida del hombre con el que él se disputaba ser la pareja de Rosa. O una tercera, que el crimen lo hubiesen cometido entre los dos. Esta última era la tesis del fiscal, Félix Martín, y de la acusación particular, que representa a la familia de la víctima. Finalmente, esta ha sido también la conclusión del tribunal del jurado.

Las abogados de Rosa y Albert trataron de convencer durante el juicio a los miembros del jurado de que sus clientes eran inocentes. La letrada de Rosa se esforzó en demostrar cuánto se querían víctima y acusada. Según su tesis, la agente no tenía ningún motivo para acabar con la vida de su novio. El abogado de Albert, por el contrario, sostenía que el amante de Peral solo la ayudó a deshacerse del cadáver. Ella le habría manipulado y él se dejó convencer. «Mi culpa fue ser un tonto del bote», dijo Albert al jurado en la última sesión del juicio. Así era, precisamente, como le llamaban las hijas de Rosa.

El fiscal, en cambio, no se creyó ninguna de las dos versiones. Tampoco lo ha hecho el tribunal del jurado, que llevaba deliberando su veredicto desde el pasado jueves. El fiscal estaba convencido de que Rosa y Albert habían planeado y ejecutado conjuntamente el asesinato de Pedro, al considerar que la víctima «estorbaba» en la relación de amantes que los acusados habían retomado. Habían sido compañeros de patrulla en la Guardia Urbana.

El juicio del crimen de la Guardia Urbana, que durante las últimas semanas ha acogido la Audiencia de Barcelona, no se ha librado de la crisis del coronavirus. Los últimos días el juicio ya se celebraron sin público para evitar posibles contagios. Y la última sesión Rosa Peral la siguió por videoconferencia desde una sala anexa del Palacio de Justicia por precaución al tener síntomas compatibles con el COVID-19. Al día siguiente, efectivamente, dio positivo en el test al que se sometió.

La lectura del veredicto hoy, de hecho, ha estado condicionado también por esta situación. Ninguno de los dos acusados escuchó la resolución del jurado desde la misma sala en que se emitía. Rosa lo hizo desde la unidad penitenciaria que tiene Hospital de Terrassa (Barcelona), donde está ingresada. Albert desde la cárcel de Quatre Camins, donde cumple prisión preventiva.

Peral fue trasladada a la clínica desde la cárcel de Wad-Ras después de que se detectara que había sido contagiada, lo que ha provocado el confinamiento de todas las presas , así como el de los abogados de las partes, del fiscal Félix Martín y del letrado de la acusación particular, Juan Carlos Zayas, también en cuarentena. Eso ha provocado que hoy no hayan podido asistir a la lectura del veredicto. En lugar de Martín ha asistido a la vista la también fiscal de jurado Elena Contreras.