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Juan Milián - Tribuna abierta

Dos tazas imbebibles

Los socialistas no solo han abandonado a los constitucionalistas, nos humillan y nos castigan, pero no nos van a callar

El inhabilitado Torra, procesista hasta el final, anunció elecciones sin convocarlas. Dice que va a esperar a que el Parlamento apruebe los presupuestos de la Generalitat ¿Le está haciendo un favor al neobotifler Pere Aragonés? No, JxCat, aún sin candidato, está esperando a desgastar la credibilidad de Esquerra. Así, entre farsas y navajazos, las reuniones del govern son bastante más que una timba ilegal de póker y un poco menos que una partida de Fortnite, donde solo uno puede quedar vivo. El desprestigio es enorme. La institución catalana se ha embrutecido tanto que requiere una profunda refundación democrática. Y es que el sociólogo Ralf Dahrendorf señaló que las democracias necesitan dos condicionantes fundamentales: el imperio de la ley y la sociedad civil. El nacionalismo se ha cargado las dos, con su trilerismo político (a.k.a. jugada maestra) y su extensa y asfixiante red clientelar.

Sin embargo, el plan Sánchez, que es el de Iceta, es hacernos tragar dos tazas de nacionalismo. La estrategia socialista pretende aprovechar el cansancio generado por el procés para convertir lo intolerable en indoloro. Los jordis ya están en la calle tras prometer que van a reincidir las veces que haga falta. Sánchez, recibido como un jefe de Estado extranjero en el mismo palacio de la Generalitat, rehabilitó a Torra para presentarle las primeras capitulaciones: privilegios fiscales para TV3, blindaje del monolingüismo en las escuelas y protección de una acción exterior tan cara como hispanófoba. Es decir, el gobierno del PSOE se presenta como el mejor garante de la propaganda secesionista dentro y fuera de Cataluña.

Los socialistas no solo han abandonado a los constitucionalistas, nos humillan y nos castigan, pero no nos van a callar. El jueves unas 500 personas asistimos a la presentación del libro de Dolça Catalunya, superando en cantidad (y, evidentemente, en calidad) a los incívicos que han venido cortando cada noche la avenida Meridiana con total impunidad. Poca broma. Aunque lo parezca, el nacionalismo no es una cadena perpetua. La libertad se abrirá paso y lo hará desde la propia Cataluña.

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