Juan Milián: «Sánchez propone sacrificar los derechos y las libertades de los constitucionalistas»

Esto no se acaba.

El 'procés' empieza en marzo de 2012 en el congreso de Convergència y acaba en 2017 con la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Pero sigue la hoja de ruta nacionalista, que empezó antes, con Jordi Pujol, que trabaja para crear las condiciones para dar un golpe a la democracia, para conseguir una mayoría social, un reconocimiento internacional, crear las llamadas estructuras de Estado...

¿Habrá otro 'procés'

El independentismo sigue invadiendo y colonizando la sociedad catalana. El problema es que con el apoyo, la miopía o la ambición de Pedro Sánchez se inicia un segundo 'procés'. Se repiten los errores de José Luis Rodríguez Zapatero pero multiplicados y sabiendo que el independentismo lo único que quiere es la independencia. Nadie podrá decir nunca que solo quieren más competencias o recursos. No. Si los aceptan es solo para volver a intentar llegar a una república.

Ciegos en Madrid.

l independentismo tendrá más instrumentos. A esto hay que sumar que el constitucionalismo empieza a cansarse tras diez años de matraca. El constitucionalismo catalán sufre una pinza, entre una Generalitat hostil y un Gobierno que les ha abandonado.

-¿Entonces?

Solo podemos revertir esta amarga decadencia si hay una refundación democrática de la Generalitat. El 'procés' no habría sido posible sin el impulso y la clara voluntad de la Generalitat. Y para refundar la Generalitat, el constitucionalismo tiene que alcanzar una mayoría parlamentaria.

¿Cómo se hace eso?

Tenemos un problema. El independentismo es una minoría dura, que se moviliza y a golpe de silbato votan todos. Se cuelan en las asociaciones, patronales, sindicatos... Sin embargo, el constitucionalismo es una mayoría blanda y, cada vez más, se va desentendiendo de la política catalana. Creen que esto no cambiará nunca y ya no ven una independencia a corto plazo. Van desconectado. A eso suman que no hay una política de Estado que les proteja, más bien al contrario. Es decir, para conseguir refundar la Generalitat hace falta política de Estado, una coordinación de los partidos constitucionalistas, que apuesten por grandes y sugestivos proyectos, que exista una izquierda en Cataluña que defienda la Constitución...

¿Y la sociedad?

El voto tiene unas consecuencias y los ciudadanos somos responsables.

¿No hemos sido responsables?

Todos los partidos constitucionalistas han defraudado a sus votantes en algún momento. El PSC hizo las mismas políticas que Pujol, José Montilla dijo que los tribunales no pueden juzgar sentimientos y Pere Navarro llevó el referéndum en su programa electoral... Luego, con el PP en La Moncloa, hay una parte del electorado que se siente desprotegida ante los ataques del nacionalismo. Por eso ganó Cs en 2017. Pero tras ganar las elecciones, también frustra a los votantes cuando sus dirigentes se van de Cataluña.

Sánchez propone un reencuentro.

Es una idea de convivencia falsa. Es apaciguamiento. Es contentar a los nacionalistas. Pero la convivencia será callando a los constitucionalistas.

Extraña conllevancia.

Es una falsa concordia. Sánchez propone sacrificar los derechos y las libertades de los constitucionalistas. Eso no es convivencia.

¿Y Vox?

Vox forma parte de una fractura identitaria que se produce en toda la derecha occidental. También se produce en la izquierda, ámbito en el que ya no se discute sobre la base del obrerismo o la lucha de clases. En la derecha, el PP puede compartir con Vox el diagnóstico de lo que pasa en Cataluña, pero Vox ofrece un remedio equivocado: una respuesta simétrica al nacionalismo catalán, un nacionalismo español y buscando las bajas pasiones.

¿Qué es el proceso español?

Lo que hace Sánchez, replicar los peores elementos del 'procés' en toda España: sacrifica la verdad, pone la propaganda por encima de la gestión, las instituciones al servicio de una causa partidista, fractura la sociedad...

Los indultos.

Sin los indultos, en estos tres años y medio, el nacionalismo ha perdido apoyos electorales, vemos menos lazos amarillos y menos 'esteladas', tiene que confrontarse con la realidad y ve que no tiene apoyos europeos.

Seguiremos así...

Con los indultos se va a premiar el mal comportamiento. Los indultos van a provocar que los catalanes que sí cumplimos la ley y tenemos un comportamiento cívico nos veamos doblemente desamparados. Es un sistema de incentivos totalmente perverso y peligroso, no solo para Cataluña. Sánchez trata de engañar a los españoles pero, al final, será engañado por ERC y Junts. Crearán las condiciones para volverlo a intentar.

En su libro hay una frase inquietante: «No queda nadie que pueda hablar a toda la sociedad».

Es una reflexión global. Están desapareciendo los referentes para la sociedad. Se van reafirmando los prejuicios y hacen difícil entender, no ya a una persona que vive en otro país, sino con la que convives. No se ven adversarios sino enemigos. Es una paradoja. La fragmentación provoca discursos revolucionarios, pero cada vez hay mayor parálisis reformista. Hay partidos que prometen asaltar los cielos o que en dieciocho meses habrá una república pero no cambian nada. Ya no hay voces que moderen, que creen puentes entre visiones diferentes.

Pesimista.

Soy un optimista condicional. Más allá de la pandemia y de la crisis de 2008, vivimos en el mejor mundo que se ha vivido jamás y, seguramente, en una de las mejores regiones mundiales para vivir. Pero existe una disonancia entre lo que sentimos y la realidad. Con todo, la gente se cansará de odiar.