Juan Milián Querol - Tribuna abierta

Un siglo después

«La crisis sanitaria ya es una crisis económica, y resurgen los peores instintos. Vuelven las malas ideas, a pesar de sus fracasos históricos»

Juan Milián Querol

En la Alemania de los años 20, la de Weimar, la sociedad de masas vivía en constante ebullición política. Cualquier pequeña cuestión era susceptible de convertirse en un enconado choque de monólogos, y las instituciones se deslegitimaban por la inoperancia. Así, cuando llegó la gran crisis económica, la clase media perdió su futuro y la democracia perdió el apoyo de la clase media. Los extremismos se abrieron paso, pero no trajeron soluciones, sino la guerra. Se había apostado por la revolución, no por la reforma, y el resultado fue el peor imaginable.

Sin embargo, en aquel periodo de entreguerras hubo también un pensamiento crítico con aquella democracia parlamentaria, que no pretendía destruirla, sino racionalizarla. El libro de José Esteve Pardo, El pensamiento antiparlamentario y la formación del Derecho público en Europa, es una excelente aproximación a toda una serie de pensadores que, más allá de su crítica al sistema, articularon una serie de propuestas que, lamentablemente, solo serían implementadas tras la catástrofe. El control judicial de las leyes a través de un tribunal constitucional, la vinculación del legislador a los derechos fundamentales o la legitimidad de la administración fundada en el servicio público fueron algunos de los mejores frutos de aquel pensamiento «antiparlamentario».

Hoy es inevitable volver la mirada hacia aquellos años de angustia vital. La crisis sanitaria ya es una crisis económica, y resurgen los peores instintos. Vuelven las malas ideas, a pesar de sus fracasos históricos. Y el nuevo populismo se destapa, en el poder, como el autoritarismo de siempre. Así pues, habrá que redoblar esfuerzos y recordar que la libertad y la protección no conjugan en un Estado derrochador, sino en un Estado garante (sobre el que también ha escrito Esteve Pardo). Tampoco con caudillismos lograremos estar más preparados ante futuras crisis. Los contrapoderes y los controles al ejecutivo, así como la libertad de prensa, son fundamentales para incentivar la mejor respuesta. Es mejor corregir que destruir. Mejor pensar ahora que lamentar después.

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