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Josep Bou - Tribuna abierta

El nacionalismo se rearma

«No queda tanto para un nuevo 11 de septiembre, fecha de la discordia por la sucesión al trono de España y que los nacionalistas han secuestrado»

Concentración independentista ante la prisión de Lledoners (Barcelona) INÉS BAUCELLS

Josep Bou

He leído hace un par de semanas la noticia sobre el ataque de un grupo de radicales de Acció per la Independència a la cripta dedicada al Tercio de Requetés en Montserrat y no he podido evitar sentir una gran pena y tristeza. No por el ataque en sí, que también, sino por constatar que los propios catalanes no conocen la historia de nuestra tierra. En la montaña sagrada de Montserrat hay enterrados 319 catalanes que dieron su vida por la Patria, que llevaban la ‘senyera’ como insignia y cantaban el ‘Virolai’. Pero a ellos les da absolutamente igual. Con sus actuaciones, esta y muchas más, están destruyendo la concordia en Cataluña sin respetar ni a sus antepasados. De la misma manera que la alcaldesa Ada Colau, en Barcelona, no conoce la historia de la Segunda República y se vanagloria de ella el día que tuvo que situar por orden judicial el retrato del Rey en la sala de plenos.

No queda tanto para un nuevo 11 de septiembre, fecha de la discordia por la sucesión al trono de España y que los nacionalistas han secuestrado. De la misma manera que se han apropiado de todos nuestros símbolos, de la cultura e incluso de la lengua. De hecho, muchos catalanes ya no quieren saber nada del 11 de septiembre. Yo sigo sufriendo en las calles el odio de este nacionalismo más radical, con boicots a mi empresa o con insultos muy desagradables. Quieren conseguir que nos sintamos extranjeros en nuestra propia tierra, y ya les avanzo que no lo van a conseguir.

El nacionalismo se está rearmando, no solo con acciones como el ataque infame a Montserrat, sino con toda la maquinaria institucional que ya se está poniendo en marcha: subvenciones cuantiosas a entidades separatistas, ‘embajadas’ y TV3, donde ya se ha dicho en algún programa que es mejor llevar una esvástica que una bandera española.

Frente a todo esto solo queda resistir para ganar, y también despertar de este estado de apatía en el que está instalado una parte de la ciudadanía catalana, harta del ‘procés’ perpetuo, cansada de los embustes que están llevando a la sociedad catalana a falsas expectativas, que de ello solo se puede esperar la temida frustración.

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