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BARCELONA AL DÍA

Joan Laporta, siempre en estado

Joan Laporta no ha encontrado la misma corriente afectiva hacia su figura asilvestrada que la que encontró Leire Pajín en su momento baño

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

En primer lugar, tengo la impresión de que a las célebres fotografías altamente veraniegas que se han publicado de Joan Laporta alguien les ha hecho ese lifting digital que se llama fotoshop: parece como si le hubieran estirado y abultado la zona abdominal con la flechita del ordenador y que, de paso, se hubiera cambiado la etiqueta del fabuloso cava por otra también de un fabuloso champán. Pero esa práctica tan común (en positivo, al menos) no altera la sustancia del asunto: porque, como persona humana que es, el señor Laporta tiene derecho a hacer vacaciones, a subirse a un yate, a sobrealimentar su barriga y a beber champán del bueno rodeado de amigos y amigas.

Es cierto que, además de persona humana, Joan Laporta también es la «imagen» del separatismo catalán, como antes lo fue Carod Rovira. Con pericia, trabajo, personalidad y entrega, Joan Laporta ha conseguido que su figura (mejor o peor) se haya puesto al frente de los que pretenden hacer de Cataluña una Nación y un Estado al margen de España, y hay que decir, en honor a la verdad, que tampoco empeora gran cosa, al menos en lo tocante al volumen, la visión que ofrecía Carod Rovira.

Puede entenderse que al nacionalismo catalán no le entusiasme verse así expuesto, tan sobrado de todo, de kilos, de burbujas, de gas, de dale al cuerpo alegría Macarena..., pero cuánto peor sería para las ansias separatistas que su imagen estuviera encarnada en un tipo seco, saborío, escurrío, vestido de lanilla marrón a lomos de un burro catalán, y dándole al tintorro de tetrabrick.

Por otra parte, Joan Laporta no ha encontrado la misma corriente afectiva hacia su figura asilvestrada que la que encontró Leire Pajín en su momento baño, y los mismos (y mismas) que criticaron las fotos y las bromitas sobre la tal y las cuales de la ministra se han tirado en plancha sobre la oronda pancha del pujante líder nacionalista.

En fin, que si algo ha demostrado el señor Laporta en estos últimos años es que piensa siempre en Estado, y no es justo pretender ahora abortar, con perdón, su trayectoria porque lo haya querido corroborar visualmente en unas cuantas fotos, por otra parte envidiables.

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