Jaime Gil Aluja: «En Cataluña abrieron las puertas para que se fueran las empresas, es difícil que vuelvan»

Esto no se acaba.

No, y una razón es por que estamos acostumbrados a resolver las cosas en función de blanco o negro, de una lógica binaria, y las cosas no son sí o no. Y esto vale también para la política.

Frente a esto, y por eso se le reconoce internacionalmente, usted planteó por primera vez el principio de ‘simultaneidad gradual’.

Exactamente. Toda proposición puede ser a la vez verdad o mentira a condición de otorgar un grado de una cosa u otra a cada parte. Yo soy blanco, sí, pero menos blanco que un sueco.

Déjeme llevar este principio a la política, al ‘procés’, que ha sido un movimiento binario, de todo o nada.

Absolutamente. Una barbaridad. Yo, todo el mundo lo sabe, soy español, pero también catalán, y quiero mucho a Cataluña. Y como veo que esto no va a ninguna parte, estoy en contra. Queda claro. Soy español, y catalán, en distinto grado, pero las dos cosas a la vez, simultaneidad gradual.

El independentismo es binario. Muy poca simultaneidad gradual vaya.

Ha habido un machaque continuo para colocar a las personas en un extremo u otro, y la realidad es mucho más compleja. La propaganda, de un lado y otro debo decir, ha buscado los extremos. La política mal hecha siempre es binaria, y eso es lo que ha sido el ‘procés’.

En el origen del movimiento independentista se lanzó el ‘España nos roba’. Otra vez un concepto binario.

Y otra vez un concepto equivocado. Cataluña aporta al resto de España, cierto, pero hay que preguntarse: ¿cuánto vendemos al resto de España? ¿Qué gana Cataluña en ese intercambio? ¿Qué haríamos si no pudiésemos vender al resto de España? No se tienen en cuenta los efectos de segunda generación. Solo se piensa en el causa-efecto. Las relaciones indirectas son a veces más importantes, es lo que definimos en la ‘teoría de los efectos olvidados’.

Pues para empezar, no hay ni acuerdo a la hora de definir cómo elaboramos las llamadas balanzas fiscales.

Desconfíe siempre. Las estadísticas son la mejor manera de mentir, por eso las usan los políticos. La cuestión es que en esto del ‘procés’ los números importan, pero se trata de un movimiento emocional.

No dejemos los números. ¿La ruptura con España sería un buen negocio?

Para nada, pero lo fundamental es que políticamente no interesa a nadie. Ya se ha visto. En Europa el impacto ha sido nulo. No interesa. ¿Cree usted que Francia está interesada en la independencia catalana cuando tienen el problema corso y bretón? Alemania o Italia otro tanto. No le interesa a nadie, y económicamente no es posible. En un mundo interconectado, que ya no es un conjunto sino un sistema, un ente pequeño como Cataluña no tiene sentido. Hay que sacar el máximo provecho de la relación con España y no enfrentarte a quien te compra el 70% de tu producción . ¿Dónde venderás?

Se dijo que venderíamos a Europa todo lo que dejásemos de vender al resto de España.

Sí, claro, como si estuviesen en Europa esperándonos a los catalanes. Competir en precios no es posible, porque ahora es China, y luego vendrá África.

¿Las grandes empresas que marcharon volverán a Barcelona?

Es muy difícil. Les abrieron la puerta de par en par para que se fueran. Las inversiones necesitan estabilidad, el dinero es cobarde . Y ahora es difícil que desde Cataluña podamos llegar a ofrecer una estabilidad como la que se da en el resto de España. Sabemos las empresas que marcharon, pero nunca sabremos las que dejaron de venir. Y luego está el tema de la imposición que tenemos en Cataluña, otro factor en contra.

A pesar de todo, Barcelona sigue siendo un gran activo.

Cierto, pero la ciudad se ha degradado. Solo con que viaje un poco verá que el prestigio de la ciudad en el extranjero está cayendo. Estamos perdiendo lo que ganamos con los Juegos de 1992.

Vaya, Samaranch, un facha.

Sí, ahora todos somos fachas. Toda derecha es facha, según se dice ahora.

Bueno, en Cataluña ahora nadie es derechas.

Sí, es muy curioso. Otra vez política binaria.

CDC era el partido de la empresa, y ahora hasta ponen peros a la ampliación del Aeropuerto. Esquizofrenia catalana.

Falta gradualismo. Que la ampliación de El Prat reduzca el impacto ambiental, de acuerdo, pero el rechazo de principio es totalmente irracional.

Otro ejemplo. Viene el CEO de Volkswagen a anunciar una gran inversión en Seat y le damos plantón.

Es de locos. Igual nos pensamos que el atractivo de Barcelona sirve para aguantarlo todo. Quien viene aquí a invertir, alfombra roja. Trátelos bien, como mínimo sea educado.

Dígame algo positivo.

En los próximos años se va a producir un cambio profundísimo con la digitalización. Se abren grandes oportunidades, el trabajo de la gente va a cambiar. Lo hemos visto con apenas un año de pandemia con el teletrabajo. ¿Sabe la cantidad de gente que puede desear venir a Barcelona si puede trabajar desde aquí? No tenemos petróleo, o gas, pero España, Cataluña, el Mediterráneo, son lugares magníficos en los que vivir. Viene un cambio muy profundo, es el momento de dejar los sueños imposibles... Pongámonos a trabajar.