Hazte premium Hazte premium

Crítica de Ópera

Hinojosa desatada

La soprano está sola en escena y cantando unos melismas bellos y terriblemente difíciles durante toda la función de 'Andrómena encadenada'

María Hinojosa PALAU DE LA MÚSICA

Pep Gorgori

La organización Òpera de Butxaca i de Nova Creació lleva un cuarto de siglo impulsando la composición y el estreno de nuevas óperas . En los últimos años, su actividad está siendo especialmente estable, intensa y acertada, en colaboración con algunas de las grandes instituciones musicales catalanas, como el Liceo, el Festival de Peralada y el Palau de la Música . En este contexto se enmarca el estreno, el pasado jueves, de la ópera ' Andrómeda encadenada ', de Agustí Charles.

En esta partitura, el compositor explora los recursos electrónicos aplicados al teatro lírico. La pieza, con libreto de March Rosich sobre poemas de Fátima Frutos, ahonda en los sentimientos de una mujer que ha roto con su pareja y que, a fuerza de encerrarse en ella misma y sus lecturas, se acaba identificando con el personaje de Andrómeda. Si la mitología nos la sitúa atada a una roca a la espera que la devore un monstruo para salvar así a su pueblo, la Andrómeda de Rosich, Frutos y Charles es víctima de sus propias angustias. No hay amenaza exterior, está «sola, conmigo misma», según el propio libreto.

La música de Charles, pues, aborda ese encierro solitario, y muestra sabiduría al encontrar clímax que dan ritmo a una partitura de más de una hora y cuarto de duración: la visita un imaginario Perseo salvador, identificado con reminiscencias de Vivaldi, y su coito –imaginario también– con la Andrómeda moderna dan buena cuenta de lo que se puede lograr con un buen violinista (Marc Charles), una excelente arpista (Esther Pinyol) y, sobre todo, con una soprano como María Hinojosa .

Porque es sobre Hinojosa donde recayó el peso de la producción. La soprano está sola en escena y cantando unos melismas bellos pero terriblemente difíciles durante toda la función . Su talento ya estaba fuera de duda antes de empezar, pero tras la velada es difícil de imaginar, por su voz y sus dotes escénicas, a otra cantante abordando (bordando) este papel.

La dirección escénica de Jordi Pérez Solé supo sacar todo el partido posible a una sala tan desagradecida como el Primer Palau, que no está pensada para albergar montajes de este tipo. El maestro José Rafael Pascual-Vilaplana derrochó talento dirigiendo una partitura que no se lo pone fácil a ninguno de los miembros de la reducida compañía. Y tampoco al público.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación