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Un hecho histórico: el canje de prisioneros de la II Guerra Mundial

Hace ahora sesenta años, el 27 de octubre de 1943, se realizó en el muelle de España del puerto de Barcelona la operación de canje de prisioneros de guerra alemanes y británicos según acuerdo entre los beligerantes, el gobierno español y la Cruz Roja InternacionalBARCELONA. A ambos lados del muelle de España atracaron los buques de transporte «Tairea» y hospital «Cuba» con bandera inglesa, y el «Djieme» y «Aquileia» originariamente francés e italiano, pero entonces bajo bandera alemana. Entre prisioneros y heridos o enfermos se canjearon 1.083 británicos y 1.061 alemanes.En el muelle formaron varias compañías de voluntarios de la Cruz Roja Española, junto con sanitarios y médicos militares, bajo la atenta mirada de del embajador de la Gran Bretaña, Sir Samuel Hoare y el de Alemania doctor Dieckhof y de las autoridades españolas con el Capitán General de Cataluña general Moscardó, el comandante militar de Marina, contralmirante Emilio Montero, el Jefe Superior de Policía, coronel Asensi Cepero, el Gobernador Civil señor Correa Véglison, el obispo de la diócesis doctor Modrego, el alcalde la ciudad don Miguel Mateu y la condesa de Lacambra por la Cruz Roja Española. A las 9,30 iniciaron el desembarco del «Djieme» los prisioneros británicos que podían valerse por sí mismos, en su mayoría australianos, hindúes y neozelandeses, mientras los alemanes lo hacían del «Cuba», en general jóvenes del ejército regular pertenecientes en su mayoría al Afrika Korps.Reencuentro en los muellesHubo un momento de emoción cuando una religiosa alemana del colegio de Santa Elisabet reconoció entre los soldados alemanes a su hermano, Joseph Petz al que no había vuelto a ver desde el inicio de la guerra, capturado en la batalla de El Alamein. Seguidamente del buque hospital inglés «Tairea» y del alemán «Aquileia» fueron desembarcados los heridos y enfermos por los camilleros de la Cruz Roja. Los prisioneros de ambos bandos se alinearon en los tinglados del muelle y fueron identificados después de pasar lista y comprobar dichas listas con las que disponía la Cruz Roja suiza que actuó de mediadora en el canje. Luego fueron los oficiales y soldados instalados en los barcos de su nacionalidad y entonces recibieron la visita de las autoridades españolas que les obsequiaron generosamente.Por parte del Gobierno Civil, Diputación Provincial y Ayuntamiento recibieron cajas de alimentos y tabaco, además de otras cajas de frutas y verduras ofrecidas por el Sindicato Provincial de Frutos y Productos Hortícolas, en tanto la Feria del Vino de Vilafranca del Penedès regaló gran cantidad de botellas de vino generoso mientras el Capitán General Moscardó, en nombre del Ejército Español les hizo entrega de vino y tabaco. La C.N.S. (Central Nacional Sindicalista), a su vez, les obsequió con botellas de coñac y licores varios. En el interín los médicos militares y enfermeros tuvieron cuidado de los heridos y enfermos para que pudieran efectuar el canje en las mejores condiciones. Los barcos británicos zarparon rumbo a Port Said y los alemanes de dirigieron a Marsella. Una amplia reseña de estos actos puede leerse en los distintos periódicos barceloneses de entonces.El caso es que sesenta años después han sido localizados objetos y documentos que amplían la información publicada entonces. Entre los médicos militares que asistieron a los heridos y enfermos figuraba el más tarde coronel honorífico médico don Julio Villarrubia Muñoz el cual vio recompensados sus servicios por el gobierno alemán en la persona del Führer Adolf Hitler que le concedió la medalla de honor de 2ª clase por la ayuda al pueblo alemán.El doctor condecoradoEn julio de 1944 el Cónsul de Alemania en Barcelona entregó al doctor Villarrubia la medalla y el diploma correspondiente. La medalla es una cruz blanca, símbolo de la Medicina, a a la que se superpone un águila negra encima de la esvástica. El diploma, traducido del alemán reza: «En nombre del pueblo alemán, yo concedo al coronel médico don Julio Villarrubia Muñoz, de Barcelona la medalla de honor de segunda clase por su asistencia al pueblo alemán. El Führer y Canciller del Reich». Al pie esta la firma autógrafa de Hitler y el sello seco de la Cancillería.Un documento histórico que ha permanecido inédito durante sesenta años y que recuerda la acción caritativa de Barcelona durante la operación de canje de prisioneros que, por cierto, contó con otra similar realizada en un puerto sueco.

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