George Orwell vuelve al Poliorama
George Orwell vuelve al Poliorama
La Navidad de 1936, George Orwell llegaba a Barcelona para luchar contra el fascismo... Una fotografía muestra un hombre alto haciendo cola en el Cuartel Lenin para enrolarse en la milicia del POUM, el partido de Andreu Nin. Tras cuatro meses de combates en el ... frente de Aragón, donde fue herido, el escritor volvió la primavera del 37 a Barcelona y contempló, perplejo, la guerra interna entre el trotskismo, el anarquismo y el comunismo. «Els fets de maig» consolidaron la hegemonía soviética en el bando republicano y desengañaron al Orwell de «Homenaje a Catalunya», denuncia certera del terror estalinista.
Escenarios orwellianos
La Rambla, el hotel Falcón y la cafetería Moka fueron escenarios orwellianos de aquellos días. Las horas más trágicas transcurrieron en el Poliorama. En el número 115 de la Rambla se ubica la antigua Reial Acad_mia de Ci_ncies i Arts, creada en 1764. La parte inferior la ocupa el cine y después teatro Poliorama, inaugurado en 1912. Del establecimiento original modernista, sólo se conserva el vestíbulo y la taquilla. Sobre el balcón central, dos genios alados; uno provisto de compás, representa la Ciencia; el otro, con una escultura, el Arte.
En el vitral polícromo sobre el balcón vemos el reloj que desde 1891 marcó la hora oficial de Barcelona. En la parte superior, tres torres para las observaciones astronómicas. En 1903 esta función pasó al Observatorio Fabra.
Allí se escondió George Orwell aquel mayo fatídico de 1937. Agazapado observaba desde los tragaluces «una sucesión de paisajes con edificios altos y espigados, cúpulas de cristal y unos ondulados tejados de fantasía construidos con tejas verdes y cobrizas; y al este, el azul destelleante del mar, el primer retazo de mar que veía desde que estaba en España...»
En la Barcelona que había reencontrado se desarrollaba una absurda guerra entre las fuerzas llamadas «antifascistas»: «Al principio me costó mucho averiguar qué diantres pasaba, quién era el enemigo y quién estaba venciendo. Los barceloneses están tan acostumbrados a los combates callejeros y conocen tan bien la geografía local que intuyen qué grupo político se apoderará de qué calles y de qué edificios...»
Orwell topografía el enfrentamiento entre anarcosindicalistas y un PSUC de obediencia moscovita: «A la derecha, según se bajaba, estaban los barrios obreros, decididamente anarquistas; en las tortuosas callejas de la parte izquierda se estaba desarrollando una confusa lucha, pero el PSUC y la Guardia de Asalto controlaban más o menos esa zona». Cualquier movimiento equivocado puede comportar la muerte: «En mi extremo de las Ramblas, en la plaza de Cataluña y alrededores, la situación era tan complicada que habría sido incomprensible de no haber ondeado una bandera en cada edificio. El principal punto de referencia era allí el Hotel Colón, puesto de mando del PSUC, desde el que se dominaba toda la plaza. En una ventana cercana a la penúltima «O» del gigantesco rótulo HOTEL COLÓN, que cruzaba la fachada del edificio, se había emplazado una ametralladora capaz de barrer toda la plaza con una precisión letal».
Gérmenes totalitarios
El 23 de junio 1937 Orwell abandonaba Barcelona en un tren rumbo a París. Su combate contra el totalitarismo cristalizó en «1984» que Tim Robbins ha llevado al teatro con The Actor´s Gang. En el mundo de la videovigilancia, los bancos de datos y el Big Brother convertido en prime time televisivo revive Winston Smith. Esta noche, en ese Poliorama donde Orwell se refugió de sus perseguidores resonará su denuncia sobre la manipulación del lenguaje y el pensamiento único: «Todo miembro del Partido vive desde su nacimiento hasta la muerte vigilado por la Policía del Pensamiento...». Los gérmenes totalitarios siguen acechando ahora y aquí.
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