Fèlix Millet: el hombre que urdió la gran estafa
Casi ocho años después de que un informante anónimo alertara a Hacienda de que «algo extraño» ocurría en las cuentas del Palau , las claves de un desfalco que durante años pasó desapercibido siguen sin desvelarse. La secretaria, mano derecha, y durante largo tiempo sospechosa ... de ser cómplice del entramado de Fèlix Millet y Jordi Montull, Esther Barberá, declaró ayer como testigo del caso y reveló al juez que la familia Millet cobraba más de 40.000 euros mensuales en sobres procedentes de la Fundación.
En un amplio reportaje que se publica en el próximo número de la revista Vanity Fair titulado «La gran estafa del Palau» , Esther Barberá, Joan Llinares -nuevo director del Palau de la Música Catalana- Mariona Carulla -actual presidenta del Palau- la hermana pequeña de Millet y otras tantas personas afines a su entorno revelan parte de la personalidad del artífice del gran y mediático saqueo.
«Todo se pagaba con el dinero de la caja fuerte, que yo pensaba que era propiedad particular del señor Millet», afirma para Vanity Fair Esther Barberá. «Cambiaba billetes de 500 euros y hacía sobres para pagar a las criadas, al jardinero, al que restauraba los muebles...Hacía lo qué él me mandaba porque era mi jefe, no tenía motivos para sospechar nada». La mano derecha de Félix Millet tiene, no obstante, que aclarar varios aspectos en relación al caso, como su elevado sueldo -que ascendía a 77.000 euros anuales- o un sobre con 13.900 euros a su nombre que la policía encontró en una caja de seguridad.
El nuevo equipo directivo del Palau también es rotundo en sus afirmaciones a la revista: «El Palau era una tapadera. -asegura Joan Llinares, director actual del Palau- Hicieron lo que quisieron, cuando yo llegué había cuatro máquinas de triturar papel funcionando». Viajes de placer, gastos personales, vestidos... incluso las bodas de las hijas de Millet salieron de las arcas del Palau , tal y como asegura Llinares. «¿Cómo nadie pudo darse cuenta», se pregunta a lo largo del reportaje Mariona Carulla, presidenta del Palau. La respuesta la tiene ella misma: «Evitaba que un departamento estuviera relacionado con otro», lo que hace difícil conocer el fraude en su totalidad.
«Yo sabía que todo aquello era en negro -afirma Barberá- pero ellos nunca se habían escondido. Decían que todo lo que pudieran pagar en negro, mejor» y asegura que jamás dudó de los movimientos de su jefe. «De Jordi Montull sí dudé, incluso llegué a decirle a Millet: 'Usted a éste le da mucha manga ancha', le decía».
«Triste y abatido»
La hermana pequeña de Millet, Monserrat, afirma en su entrevista con Vanity Fair que su hermano se encuentra "abatido y en estado de shock". Sostiene que tiene miedo a la soledad y que "jamás volvería a actuar como lo hizo". Sus amigos lo definen como un maestro, un hombre carismático y realmente hábil. Pau Molins, abogado de Félix Millet, asegura que el escrito de confesión en que Millet y Montull confesaban el desfalco está completo y no hay lagunas: "En la autodenuncia se explicitaron las obras en sus casas y los viajes, la operación de venta del local y las salidas de dinero en efectivo que no podíamos cuantificar en ese momento".
La acusación, sin embargo, sostiene que la confesión es inexacta y que tanto Millet como Montull guardan aún parte del dinero. No en vano, sus abogados se reafirman: «La confesión es completa».
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