Esquerra busca al menos la foto para salvar la mesa de diálogo
Los republicanos preparan el terreno ante la previsión de que la cita acabe sin resultados tangibles
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Iniciar sesiónEsquerra Republicana teme que la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, su gran baza en su apuesta por la etapa de diálogo con el Estado, acabe no solo sin producir réditos tangibles, sino que no sea ni siquiera aprovechable como foto simbólica ... . Es por ello que, ante lo que temen que es un interés descarado del Gobierno en quitar relevancia a la cita –empeñado Pedro Sánchez en que Cataluña deje de ser el monotema político– han exigido que sea el presidente del Gobierno en persona quien encabece la delegación que aterrizará en Barcelona, donde se celebrará la cita a mediados de septiembre.
Aunque ERC, y el independentismo en general, asumen que de la mesa no saldrá ni la amnistía ni un referéndum de autodeterminación, al menos sí se pretende que el envoltorio, la escenografía, sea el de una ‘cumbre’, en su empeño en demostrar que el secesionismo ha sentado al Gobierno a negociar de igual a igual . Lo expresó ayer con claridad la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que sostuvo que es imprescindible que el presidente del Gobierno participe en la mesa de diálogo de septiembre para «ratificar» su voluntad de negociar con el Govern una solución del conflicto catalán.
En una entrevista de Catalunya Ràdio, Rovira, reclamada por la Audiencia Nacional y fugada a Suiza, advirtió de que si el Gobierno no ratifica esta voluntad de negociar se entraría en una «situación clarísima de crisis» del diálogo entre ambos gobiernos. «Es necesario que el Gobierno español en pleno, con el presidente Sánchez al frente, se siente en la mesa de negociación y ratifique la voluntad política de iniciar un proceso de negociación del conflicto político », apuntó Rovira, que en parte enmendó al propio presidente Aragonès al asegurar que la mesa no es de diálogo sino de negociación.
La presencia de Sánchez, en cualquier caso, no está asegurada, y hace escasos días la delegada del Gobierno en Cataluña,Teresa Cunillera, dejaba en el aire esa posibilidad. Una negativa sería vista por el independentismo como un desprecio que dejaría a ERC en un lugar más que delicado ante Junts y la CUP, que no han hecho más que torpedear la citada mesa.
Siendo las expectativas de entrada bajas, la percepción en ERC de que el Gobierno puede optar por un perfil bajo se extiende, como si la mesa de septiembre no fuese más que la segunda parte de la bilateral de agosto. Entre los republicanos, de alguna forma, se empieza a transmitir la idea de que, primero, la negociación va para largo –una dilatación de los plazos que a todos conviene– y, segundo, que si la misma acaba en fracaso, la misma celebración de los encuentros ya sería un éxito.
Lo explicaba ayer la propia Rovira, asegurando que de la mesa hay dos salidas: una difícil, que es que el Gobierno pacte un referéndum y la amnistía, y otra, que es una «ganancia de legitimidad» del independentismo por haber afrontado el diálogo, aunque no obtenga sus dos principales demandas . Lo había expresado días antes también Oriol Junqueras, asegurando que de un hipotético fracaso de la mesa, del hecho de que ERC no se levante de las negociaciones, traerá legitimidad internacional al secesionismo y el aval para un nuevo referéndum unilateral.
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