España idea la primera placenta artificial para salvar a 25.000 bebés prematuros

Con el objetivo de dejar atrás los tratamientos duros, caros e invasivos que se aplican actualmente en miles de neonatos, un grupo de más de 200 médicos e investigadores españoles se han unido para desarrollar la primera «placenta artificial» externa de Europa. El plan, liderado por el doctor Eduard Gratacós y los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu de Barcelona, cuenta con financiación de la Fundación La Caixa, que apadrinó ayer su presentación en una rueda de prensa en Barcelona revestida de un notable optimismo.

«En los últimos veinte años no hemos cambiado la capacidad de mejorar estos casos, hemos llegado al límite de la biología », reconoció Gratacós, doctor especialista en Medicina fetal y encargado de detallar los pormenores de una placenta artificial que podría estar lista para su aplicación generalizada en unos cinco años.

Según expuso el galeno, este útero externo tendrá aspecto de bolsa translúcida. Dentro de ella crecerá el feto flotando en líquido amniótico. Este nonato separado de su madre recibirá alimentos y oxígeno de forma natural por el cordón umbilical, evitando así los respiradores y sondas que se usan actualmente en bebés que apenas pesan medio kilo. Desde el mundo exterior, los médicos controlarán su peso, temperatura y crecimiento, y en caso de tener que tocarlo, lo harán con «brazos robóticos».

«Podemos desafiar a la naturaleza y sacar al bebé antes y, con apoyo médico, ayudarlo a vivir; pero hay un punto en el que la naturaleza nos dice que ya no se puede pasar, porque el bebé no tiene el estómago o los pulmones desarrollados, y para hacerlo vivir tenemos que recurrir a técnicas muy agresivas y dejar secuelas», argumentó Gratacós, al explicar que gracias a la placenta artificial, los bebés podrán desarrollarse de forma más natural hasta estar preparados para el «parto».

Otra de las obsesiones del ambicioso proyecto presentado en el CosmoCaixa de Barcelona es reproducir al máximo el ambiente materno. Para ello, se hará que el feto escuche una suerte de «hilo musical», basado en los sonidos propios del vientre de la madre y hasta los latidos de su corazón. «Vamos a diseñarlo todo para que genere el máximo vínculo madre-hijo , que es fundamental para el desarrollo posterior de este ser humano», resaltó el doctor Gratacós.

La iniciativa, que ya ha realizado los primeros experimentos con fetos de oveja, será revolucionaria para reducir drásticamente el ensañamiento terapéutico que, a día de hoy, sufren muchos niños prematuros.

Hasta ahora, solo se estaban desarrollando proyectos similares en Estados Unidos, Australia y Japón. El continente europeo carecía de uno análogo. Este ambicioso plan, respaldado con siete millones de euros por Fundación La Caixa , aspira a aplicar sus resultados a medio y corto plazo no solo en prematuros, sino en todo tipo de bebés -hasta llegar a unos 50.000, resaltaron los investigadores- que sufran enfermedades y malformaciones operables en fase fetal. Cabe señalar que operar a los no-nacidos dentro de la «placenta artificial» será más sencillo y menos peligroso que hacerlo en el vientre de la madre.

«Este es un proyecto que va a cambiar la historia natural de muchas personas», destacó durante la presentación del proyecto el director general del Clínic, el doctor Josep Maria Campistol.

Por su parte, el director gerente del hospital Sant Joan de Déu, Manel del Castillo, apuntó que el riesgo de los bebés prematuros no es solo que nacen antes de tiempo, sino las «graves secuelas» que ello conlleva para toda sus vidas. Por ello, Del Castillo defendió que lanzar las nuevas placentas externas no solo es un proyecto científico enormemente ambicioso y atractivo, también es una iniciativa «disruptiva» que tendrá un gran impacto social en miles de familias.

Uno de los momentos más emotivos en el acto fue la intervención de María Luisa Martínez, madre de un bebé prematuro que fue operado dentro del útero porque padecía una malformación. Ella y su hijo representan uno de tantos casos que podrían beneficiarse en un futuro no tan lejano de esta técnica con sello español . «Mateo esperó para nacer, pero muchas otras familias no han tenido esa suerte», celebró Martínez.