El enigma del artista del Paleolítico que dejó su sello en una cueva neolítica

Ahí están los ojos, las orejas, la cornamenta de siete puntas.., Junto a él, y en una placa de piedra de 18 centímetros de largo y 12 de ancho, empiezan a cobrar forma otros animales. Otro ciervo, un par de siluetas que bien podrían ser un caprino o un bóvido, muchas líneas grabadas de significado incierto… Arte en el sentido más artesanal del término y también en el de dejar constancia al mundo que rodea a nuestro artista accidental.

Y arte también en el sentido más excepcional del término, ya que el hallazgo que han presentado este lunes el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC), la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, esa serie de grabados animales elaborados a finales del Paleolítico Superior, llega con enigma y sorpresa. Sorpresa porque su antigüedad sería de hasta 15.000 años y enigma porque ha aparecido en lo que hasta ahora se tenía por un yacimiento neolítico que los investigadores habían podido documentar hasta el año 6000 antes de Cristo «El hallazgo de la plaqueta grabada permite suponer que la cueva también fue frecuentada anteriormente por cazadores-recolectores de finales del Paleolítico», apuntan los responsables del descubrimiento.

La pieza, que a partir del próximo mes de enero formará parte de la exposición «Arte primero. Artistas de la prehistoria» del Museo de Arqueología de Cataluña, es especialmente valiosa por lo que representa. A saber: el «mundo ideológico» de los cazadores-recolectores y su trasvase en unos grabados cuya finalidad siguen siendo un enigma. Mística y estética son dos de las posibilidades que barajan unos investigadores que destacan la precisión técnica del grabado, con detalles anatómicos bien definidos realizados con una punta de sílex muy afilada.

Según ha explicado este lunes el equipo que excava el yacimiento de las Coves del Fem, el hallazgo se produjo el pasado verano, en un proceso más o menos rutinario de revisión de las piedras para encontrar herramientas realizadas con guijarros. «No es nada frecuente, más bien una rareza, que estas placas presenten grabados, por lo que el hallazgo ha sido una sorpresa mayúscula», han destacado. Además, su presencia en el yacimiento tarraconense «supone una nueva aportación al conocimiento del arte paleolítico en Cataluña, donde estos tipos de restos aparecen muy raramente», y consolida la importancia del macizo del Montsant en relación con las expresiones artísticas paleolíticas del nordeste peninsular«. Y eso por no hablar, claro de que amplía de manera muy considerable su cronología hasta el final del Paleolítico Superior.