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David Espinós - Tribuna abierta

Toca colaborar, no competir

«Cuanto más necesarias son las dosis de humildad y generosidad, los egos y el individualismo siguen estando demasiado presentes»

Videoconferencia de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos EP

David Espinós

Si gestionar una crisis como esta es un reto enormemente complejo, hacerlo en el fragor de una batalla política es una locura, además de un sinsentido. El único enemigo a combatir en esta crisis debería ser el coronavirus. La ciudadanía reclama consensos y los políticos, tanto los gobiernos como la oposición, siguen empeñados en marcar territorio y en cómo sacar rédito electoral de la situación que estamos viviendo. Cuanto más necesarias son las dosis de humildad y generosidad, los egos y el individualismo siguen estando demasiado presentes. ¿Por qué actúan así incluso en momentos tan delicados como los actuales?

Viendo las reacciones de ataque y defensa es más que probable que la razón sea el miedo. Miedo a no hacerlo tan bien como los demás, a la factura política que les pueda conllevar, a reconocer que se han equivocado, a asumir que no fueron previsores… El miedo impide gestionar bien la comunicación en una crisis. La prepotencia, el oportunismo, los egos desmedidos, la improvisación, la falta de escucha o la imprudencia son otros factores que torpedean el buen hacer. Dos ejemplos: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, prefirió ir a hacerse una foto con material sanitario al aeropuerto de Barajas que llegar puntual a la conferencia de presidentes autonómicos con Pedro Sánchez; el consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Miquel Buch, hizo unos comentarios fuera de lugar porque le ofendió la cifra de mascarillas que entregó el Estado a Cataluña.

En el día a día de la política-espectáculo en el que vivimos donde prima la forma sobre el fondo, aparentemente funciona la gestualidad y el exceso verbal, pero las crisis requieren discreción, sobriedad y precisión. Si además, lo que está en juego es la salud física y emocional de las personas, la capacidad de escuchar al que piensa distinto y la empatía hacia los afectados se convierten en imprescindibles. En este sentido, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, y Jacinda Arden, primera ministra de Nueva Zelanda, han visibilizado, por ejemplo, a un colectivo oculto estos días como son los niños.

Muchas de las ruedas de prensa que vemos estos días parecen estar más pensadas para defenderse o atacar a los rivales, que para explicarse ante la ciudadanía. Se preocupan más en cómo proteger su imagen que en cómo transmitir tranquilidad y soluciones. Pedro Sánchez tiende a hablar más de la cuenta y a justificarse en vez de trasmitir un mensaje sobrio y directo. El Gobierno está utilizando un lenguaje belicista innecesario. No estamos en guerra. Seleccionar bien las palabras es clave en situaciones de crisis. Por otro lado, Pablo Casado podría reconocer la dificultad de la situación y mostrar comprensión y ayuda al Gobierno, como ha hecho la oposición en Portugal. Son posturas generosas donde el ego queda aparcado y se empodera el proyecto político y sus líderes, pero ha optado por la confrontación.

La Generalitat, en esta batalla política diaria, decidió dar un golpe de efecto y cambió de la noche a la mañana el sistema de contar las víctimas y exigir, por boca de su presidente, Quim Torra, que el Gobierno hiciese lo mismo. Desde el Ejecutivo se le respondió que todos han de seguir las directrices que marca la OMS. Tacticismo pensando en las próximas elecciones mientras la ciudadanía sufre el presente y le atemoriza el futuro.

Las crisis son una oportunidad para actuar diferente. Los políticos la han desaprovechado. Por ejemplo, Google y Apple, dos enemigos, han decidido unir sus fuerzas en un proyecto conjunto para ayudar a combatir al virus. Nuestros líderes piden a la ciudadanía unidad, solidaridad y responsabilidad mientras ellos no actúan en base a estos valores. Ahora más que nunca toca colaborar, no competir.

David Espinós es autor de «Dar la cara es la clave. Cómo comunicar sin miedo en situaciones de crisis» (Ed. UOC)

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