El coste de morir en Barcelona

Dentro de este plan, el Consistorio ha otorgado la gestión de la nueva funeraria a la empresa municipal Cementiris de Barcelona, que depende de Barcelona Serveis Municipals y que gestiona los nueve cementerios de la ciudad , además de acaparar el monopolio de los dos crematorios. La intención que tiene el gobierno de Colau con esta inversión es «garantizar la competencia con los operadores privados, asegurar que los ciudadanos tengan accesibilidad al servicio de forma asequible y que haya al menos un tanatorio público en la ciudad», tal y como defendió el consistorio durante la presentación del proyecto. El nuevo tanatorio que se prevé estará situado en Montjuïc, tendrá un coste de 3,5 millones de euros y podría abrir de cara a la primavera de 2019.

La propuesta ha dejado indiferentes a pocos y ha despertado la indignación de empresas funerarias que consideran que incorporar un servicio de este tipo en un sector liberalizado como es el funerario «es hacer competencia desleal», ya que ofrecerá ventajas que los equipamientos privados no tienen. Además no ven necesario rebajar el precio del servicio porque, insisten, ya existe un precio de mercado. En este sentido, recuerdan que el precio medio de un entierro es de 3.441 euros, en contra de los 6.500 euros que comentó el gobierno municipal durante la presentación del proyecto. Además, insisten que la ordenanza municipal ya incluye un servicio de beneficencia para la gente que no puede costearse el entierro.

Los servicios funerarios actuales ofrecen precios muy variados. Así, comparando las tarifas Altima y Serveis Funeraris de Barcelona, consultables en sus páginas webs, se observan los elevados precios. Así requisitos indispensables como es un ataúd no salen por menos de 450 euros, que es lo que cuesta el más barato; el coche fúnebre es de 101 euros en Altima; el alquiler del nicho son 90 euros el año; y la gestión legal administrativa, 162 euros, por ejemplo. Al añadir un velatorio, la música cuesta aproximadamente unos 280 euros; una corona de flores, unos 125 euros; 100 recordatorios, 245 euros; y un orador, unos 240 euros.

Con estas sumas es fácil imaginar que hay gente que no puede permitirse ni el más sencillo de los entierros. En este caso, estas personas van a parar a las fosas comunes que hay en los cementerios de la ciudad, que son los nichos más elevados del cementerio. En este caso, los costes son asumidos por los servicios funerarios, aunque la familia, si es que la hay, tiene que acreditar previamente que no tiene recursos para pagarlo. El nicho, en este caso, no tendrá sepultura, ni incripción y constará solamente de hormigón.