Coopetencia

En 1977, los fabricantes de alimentos y sus distribuidores, encabezados por Nestlé, Danone, Industrias Riera Marsá, Ecovol, Mercadona y Caprabo, decidieron cooperar entre sí, pese a ser competidores, con el objetivo de poner en marcha un lenguaje común que derivaría en la introducción en España del código de barras. Este sistema de identificación, ya universal, se convirtió en un elemento clave para el comercio y la moderna industria, al permitir la automatización de procesos que hasta entonces eran manuales, como el control de stocks. La cooperación entre los competidores aportó importantes ventajas para las empresas y también para el consumidor, convertido en el rey de la actividad comercial.

Bajo la presidencia de Javier Campo, Aecoc llega a la cuarentena con 27.330 empresas asociadas de todos los sectores y tamaños (el 85% son pymes), que generan el 20% del PIB nacional y más de cinco millones de empleos. Los puntos de encuentro sectoriales donde se analiza la actualidad, tendencias y se intercambian ideas y experiencias, son uno de los pilares de la asociación, junto a la formación en herramientas de eficiencia y competitividad, ahora centrada en la transformación digital y la nueva cadena onmicanal de relación con el consumidor. Innovación, buenas prácticas como la campaña contra el desperdicio alimentario en el marco de otras políticas de sostenibilidad y el análisis de los datos para evitar errores, se unen a otras iniciativas como “Smart cities” para que el incremento de los envíos capilares del comercio online en las ciudades sea compatible con el medioambiente y la calidad de vida.

Unirse en la diversidad, además de ser el lema de la Unión Europea, es el mejor exponente del sapientísimo refranero popular que aconseja ir juntos para ser más fuertes y llegar más lejos. No existe una mejor prueba de progreso que la capacidad de cooperar, máxime si esta cooperación se produce entre competidores. Es lo que en management se denomina coopetencia.