Una vecina de Barcelona regala su coche a un hombre que lo perdió por una multa

La mañana que José, por entonces vecino de Sant Vicenç dels Horts, amaneció sin su coche, no daba crédito a lo que ocurría: pensaba que le habían robado y llamó de inmediato a los Mossos d'Esquadra. «Cuando denuncié, me dijeron que mi coche se lo había llevado la grúa », narra José, compungido. «Me contaron que iban a asfaltar la calle y que por eso tuvieron que retirarlo, pero no estaba señalizado ni intentaron avisarme para que yo lo moviese», cuenta, todavía enojado.

La policía le reclamaba 200 euros para sacar el vehículo, de los que no disponía . «Estoy en paro cobrando una pensión por accidente laboral y tengo dos niños a los que alimentar », cuenta José, que ahora vive con sus padres. La multa, que se incrementaba a diario 20 euros, llegó a los 7.000 un año después. «Llamé cada mes casi a diario durante un año y me repetían que ya sabía lo que tenía que hacer», afirma José.

El pasado mes de marzo llegó el momento más drástico: de nuevo llamó a la comisaría, donde, según José, se ofrecieron a mandar el coche por 50 euros. José quedó desconcertado y temió lo peor. «Me explicaron que había sido desguazado, colgué porque no podía hablar, me puse a llorar», recuerda José, que no había podido buscar trabajo ni llevar a sus niños a la escuela o la playa durante un año. «Tenía que llamar a familiares cercanos, al final resultaba una molestia», cuenta.

José escuchaba cada día «Queremos hablar», donde se sorprendía por todos los intercambios altruistas que se sucedían en La Cadena de la Solidaridad, más de 50 hasta el momento. Cogió valor y el lunes dejó un mensaje, que fue respondido esa misma tarde. En directo, José contó su historia, que conmovió a una vecina de Barcelona, Manuela Moyano. «Tenía la radio encendida en el trabajo, como cada día, y en ese momento no había ningún cliente», comenta Manuela, lectora de manos y del tarot. «Normalmente soy un desastre con los números de teléfono, pero apunté el del programa correctamente, lo que me sorprendió por completo: era una señal», asegura. Manuela, que hacía poco había sabido que su hija padecía cáncer, sintió la necesidad de ayudarle. «Mi hija ya tiene a grandes médicos y el cuidado del de arriba, yo usaba poco el coche y pensé que él lo necesitaba más, decidí compartir mi fortuna», confiesa.

Finalmente, Manuela entregó las llaves del coche a José, que no pudo evitar romper en llanto al abrazar a Manuela. «Te lo agradezco con todo mi corazón», balbuceó entre sollozos, con la voz quebrada. «Está dando una lección a toda esa gente con dos coches, como los políticos, que seguramente lo han oído y no han hecho nada», criticó. A cambio, le dio una foto que tomó a sus dos hijos en el momento de darles la buena noticia. Y no se olvidó del programa que ha propiciado el milagro. «La casa ABC es como mi familia, soy fiel desde hace años, ha hecho mucho por mí», afirmó emocionado.

Ambos se despidieron con la promesa de mantener el contacto, y José subió a su nuevo coche, con el corazón en la mano. Tenía claro lo primero que haría al día siguiente: llevar a sus niños a la playa.