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La coartada catalanista

DE PROPIO

Si ha habido un santo y seña en Cataluña bajo el que se han perpetrado toda clase de negocios sucios ése ha sido el del catalanismo. Hasta la imagen del propio Jordi Pujol se ha visto deteriorada por las sospechas generadas por los ... asuntos turbios manejados por hombres de su confianza, tales como Lluís Prenafeta o Macià Alavedra. El desparpajo con el que tales personas utilizaban sus influencias políticas para labores de intermediación no hubiera sido posible sin el prestigio de la etiqueta catalanista, una llave maestra capaz de obnubilar a los auditores más concienzudos e incluso a los jueces y funcionarios judiciales más asimilados al medio ambiente catalán. El peso del catalanismo en la sociedad es tan apabullante que sólo el Partido Popular y Ciutadans son ajenos a la dinámica que impone un concepto que una decena de intérpretes (políticos, articulistas y profesores universitarios) modelan cada día como si fuera arcilla para adaptarlo a las circunstancias. El catalanismo, por tanto, es la solución óptima a todos los retos del futuro, a la crisis, a la falta de camas hospitalarias, a las emisiones de gases contaminantes y a las lesiones del Barça, tanto en su versión maximalista -el independentismo pijo de Laporta- como en sus perfiles más constructivos y realistas, encarnados por Duran y el pragmatismo socialista.

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