Cataluña, sobre la «fórmula Madrid» para doblegar el Covid: «Es la excepción, no la norma»

Según datos oficiales, esta última semana se han registrado 9.952 positivos en Madrid, un 66,22% menos respecto al pico máximo de la segunda oleada, que se produjo entre el 14 al 20 septiembre. Por el contrario, la misma semana, Cataluña ha registrado 24.475 casos confirmados y 470 defunciones, y todo ello teniendo la actividad económica y social bajo mínimos y los sectores muy indignados además de los ciudadanos cada vez más hartos de ver sus restricciones y compararse con otros territorios.

A este malestar general, además, ahora se le han sumado las dudas públicas de Oriol Mitjà, uno de los infectólogos más prestigiosos del país y que ha cuestionado duramente en varias ocasiones la estrategia catalana para atajar la pandemia. Los tests antígenos, tenidos en un segundo plano en Cataluña hasta hace poco, han estado en el centro de la polémica tras un comentario en Twitter del coordinador de la Unidad de seguimiento Covid de la Generalitat, Jacobo Mendioroz.

En él, el responsable sanitario del Govern aseguraba que «un test (de antígeno) negativo no garantiza el no estar infectado por el Covid-19» y lo argumentaba junto a un estudio de la Universidad Johns Hopkins sobre el caso de una adolescente que había contagiado a 14 personas en una reunión familiar tras dar negativo en este tipo de test. Mitjà le respondió que «la medicina basada en la evidencia es precisamente rehuir de casos anecdóticos y usar técnicas estadísticas en miles de observaciones para tomar la mejor decisión».

«Jacobo Mendioroz, venga, no frenes más los antígenos en Cataluña, con lo bien que lo están haciendo tus paisanos», le espetaba Mitjà en alusión a la Comunidad de Madrid, de donde es originario Mendioroz. «Díaz Ayuso ha tenido buenos resultados con test masivos de antígenos, sin tener que parar la economía. Cataluña puede acelerar la desescalada si supera las trabas burocráticas de Salud y colabora con las farmacias y el sector privado», siguió Mitjà.

Hace una semanas, la Comunidad de Madrid compró cinco millones de test de antígenos e hizo cribados masivos en las zonas más afectadas por la pandemia, una propuesta similar a la que hace tiempo defendió Mitjà, quien considera que se podrían suavizar las restricciones si estos test se generalizaran en Cataluña.

Sin embargo, la Generalitat descartó hasta hace escasas semanas dar un papel relevante a estos tests más rápidos dentro de la lucha contra el Covid. Hasta mediados de octubre el Govern se escudó en que los PCR eran más fiables y que las pruebas de antígenos solo tenían una alta efectividad si se practicaban a sospechosos sintomáticos de Covid y en unos determinados días de la supuesta infección. El aumento de casos, el colapso en los laboratorios que analizaban las pruebas y la necesidad de detectar positivos con más rapidez han ayudado a este cambio de tendencia.

Esta misma semana, el secretario de Salud Pública de Cataluña, Josep Maria Argimon, recién retornado a la actividad laboral tras haber superado un Covid que le obligó a un ingreso hospitalario, ha reconocido no saber por qué los datos de la pandemia bajan en Madrid mientras se mantienen abiertos bares y restaurantes. Madrid «es la excepción, no la norma «, aseguró este jueves.

Según Argimon, una posible explicación a tales diferencias es que en Madrid la segunda ola del Covid llegó a mediados de agosto y que su pico de contagios fue en septiembre, lo que hace que ahora allí se den resultados mucho más tranquilizadores que en Cataluña, donde el rebrote empezó más tarde.

Además, comentó que últimamente Madrid estaba haciendo menos pruebas que Cataluña, ya que por ejemplo en la última semana ha realizado unas 170.000 , entre PCR (50.000) y test de antígenos (120.000), frente a las 250.000 efectuadas por los centros de salud catalanes (190.000 PCR y 60.000 test de antígenos).«Es un caso a estudiar», el de Madrid, aseguró Argimon, que apostilló que en la mayoría de países europeos se ha optado también por cerrar los bares y los restaurantes , para evitar la movilidad y la socialización de las personas, como una manera de reducir el contagio del virus.