Cataluña y Japón en una misma cazuela
Grupo Nomo amplía su oferta en la ciudad con un local que fusiona lo japonés con lo catalán
ANA LUISA ISLAS
Hay dos características escenciales en la cultura japonesa: el respeto y la pulcritud. Antes que el bien personal, está siempre el del vecino. Un japonés no se cuela en la fila ni se salta un semáforo. Otra constante entre los oriundos de ese país son ... el baño diario y la limpieza. Por su parte, la cultura catalana es reconocida por su buena comida. Comer rico, ya sea en casa o fuera de ella, es un placer al que ningún catalán está dispuesto a renunciar.
Grupo Nomo ya había logrado con éxito una fusión de ambas culturas en el primer restaurante que abrió en Barcelona, en Gran de Gràcia. Ahora, se gradúa en la parte alta de la ciudad, con la apertura de un local, en la calle Madrazo.
Kuo —que en japonés significa «vamos a comer»—, es más pequeño e íntimo que el primero. Emula, dicen sus creadores, a una taberna japonesa a donde la gente va después del trabajo a beber algo, cenar e incluso a hacer negocios. Es igual de pulcro que el local que le precede, no solamente en diseño, sino también en sus platillos.
La cocina está a la vista de todos y basta con asomarse por ahí para evidenciar la falta de grasas en las paredes que hasta al más «friqui» de la limpieza se le pasan por alto. « Cuando tuvimos la inspección de sanidad, se sorprendieron con lo limpia que Nao tiene la cocina», explica Alexandra Molina-Martell, socia del grupo.
Borja, Juan, hermanos de Alexandra, y su esposo, Ramón Jiménez, son la parte catalana de la organización. Naoyuki Haginoya, Nao, es la parte japonesa. Él está al frente de los fogones, los demás se encargan de la administración, la parte legal y la gerencia de los dos restaurantes. Juntos han logrado un concepto que no solo agrada a locales, sino también a japoneses que pasan por, o viven en, Cataluña. «Si sabemos que vienen, Nao les prepara platos típicos que no necesariamente están en el menú», explica Borja.
Y no es que el menú en sí mismo no sea atractivo, pero está creado para el paladar local. La carta cuenta con platos que hicieron famoso al Nomo —en japonés «vamos a beber»—, como la tempura de cangrejo real, y algunos creados para este nuevo sitio, como las cazuelitas japonesas. Destacan la mezcla de sabores orientales con ingredientes occidentales, como el «nigiri» de «foie» con salsa «teriyaki» y el de «brie» con salsa de miel y nuez.
Kuo no es apto para grupos ni carritos de bebés, por lo tanto, es perfecto para aquellos que disfrutan de comer tranquilos, sin gritos de una despedida de soltera o del niño de al lado. Para no desentonar, hay que pedir una cerveza japonesa o un «sake», practicar con los palillos en casa, y disfrutar de lo mejor de las dos culturas: una excelente comida, respetuosa con el paladar.
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