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Casi 22 años de cárcel para el profesor de Maristas por abusar de cuatro menores

La Audiencia da por probado que Benítez aprovechó su condición de docente de educación física para abusar de ellos

La sentencia, sobre la víctimas: «Hoy son los hombres que son, en parte, por haber padecido la conducta del acusado. Y ello no tiene precio ni reparación posible»

El juicio al profesor Joaquín Benítez se celebró en la Audiencia de Barcelona a finales de marzo I. Baucells | Vídeo: EP
Jesús Hierro

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Joaquín Benítez, profesor de gimnasia del colegio Maristas de Barcelona entre los años 1999 y 2011, actuaba siempre con el mismo «modus operandi» para someter a sus víctimas . Con la excusa de tratarles problemas musculares, los conducía al despacho que tenía en la escuela, cerraba la puerta con pestillo y sobre una camilla les hacía tocamientos, felaciones o les obligaba a que le penetrasen. Una «perversa y odiosa» estrategia que siguió casi punto por punto con cuatro alumnos de entre 12 y 14 años, según la sentencia hecha pública ayer por la Audiencia de Barcelona que lo condena a 21 años y nueve meses de cárcel. Benítez fue juzgado por cuatro casos de abusos a alumnos pero las víctimas podrían haber sido muchas más . Y es que una decena de casos tuvieron que ser archivos por haber prescrito.

El profesor, que para estar cerca de sus víctimas trataba de mantener una relación de confianza con ellas incluso más allá del colegio, se aprovechó de su «jerarquía» sobre los menores para abusar de ellos. Lo que hizo con los niños «no tiene precio ni reparación posible» , destaca la sentencia dictada por la sección 21 de la Audiencia de Barcelona.

«Hoy son los hombres que son, en parte, por haber padecido la conducta del acusado», lamenta el tribunal. Por eso, lo único que ha podido hacer es establecer una «compensación económica» de 60.000 euros para uno de los menores, 40.000 para otro y 10.000 para cada uno de las otras dos víctimas. Y es que el daño que les ha infligido nada tiene que ver con secuelas físicas, sino que ha c ondicionado el desarrollo de la personalidad de los menores por «un hecho perverso y odioso».

Aluvión de pruebas

Benítez ya había confesado parcialmente los abusos que había cometido. Admitió que usaba la camilla de su despacho para dar masajes a los alumnos o tratarles lesiones. También reconoció, en el juicio que se celebró a finales de marzo, haber practicado felaciones a dos de sus víctimas; e implícitamente también «la repetición y cierta habitualidad en su comportamiento» , según la sentencia.

Pero incluso sin esta confesión, el tribunal considera que las declaraciones de las víctimas en el juicio «son por sí mismas autosuficientes» para darles total credibilidad. Unos relatos coincidentes –tanto en el juicio como en las denuncias previas– que han llevado a la Audiencia a concluir que «puede hablarse de un “modus operandi” o patrón de actuación» con todas sus víctimas. La declaración en el juicio del vicario provincial de Hermanos Maristas apuntala estas acusaciones. El religioso explicó que había habido quejas previas de tocamientos a algunos muchachos, que le llevaron a denunciarlas ante la Fiscalía de Menores.

Maristas, responsables

Y, en este asunto, ¿cuál fue la responsabilidad del colegio Maristas? El ya exprofesor de gimnasia insistió mucho en que siempe actuó sintiéndose «protegido» por la institución, pero el tribunal no ha podido acreditarlo. « A lo más que esta sala puede llegar es a tener sospechas , pero no la certeza de que la dirección del centro y la dirección de la institución tuvieran conocimiento concreto de las conductas cometidas por Benítez», detalla el auto.

Eso sí, el tribunal considera que la Fundación de los Maristas (Champagnat) cometió en este caso una «conducta imprudente» por su «falta de control» sobre el que era su profesor. Los abusos fueron en el mismo centro, con una «pluralidad de víctimas y en un periodo temporal amplio». Por eso, la Audiencia condena a la Fundación Champagnat como responsable civil subsidiario.

La pena finalmente impuesta al profesor pederasta –21 años y nueve meses de cárcel, inhabilitación de casi 14 años como docente, orden de alejamiento e indemnizaciones– se acerca a los 22 años de prisión que reclamaba la Fiscalía. La Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, que ejercían la acusación popular, solicitaban 35 y 25 años de cárcel, respectivamente.

De momento, Benítez continúa en libertad provisional. Las cuatro acusaciones particulares ya han anunciado que pedirán la «ejecución inmediata» de la pena de cárcel. Consideran, según han explicado hoy lunes a los medios tras conocerse la sentencia, que Benítez debe entrar en prisión preventiva mientras el fallo no es firme. Y es que dan por hecho que la defensa presentará recurso y, mientras no se resuelve, creen que «hay un alto riesgo de fuga» si el exdocente continúa en libertad.

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