El Brexit y la omisión de la izquierda

Si algo evidencian las incontables dificultades para negociar un Brexit civilizado es que, en ocasiones, separar es más difícil que unir. A casi tres años de la celebración del ya fatídico referéndum, uno de sus efectos más tangibles es la desestabilización de la propia política británica. Mas si los conservadores de May no han logrado -o no han querido- domar el euroescepticismo de sus filas más apretadas, tampoco se puede decir que la izquierda haya colaborado en lograr algo parecido a un acuerdo razonable.

La izquierda más radical de Corbyn ha sido incapaz de aprovechar la coyuntura para presentar una alternativa ideológica creíble a los conservadores; nada similar a un conjunto de propuestas que tengan que ver remotamente con rejuvenecer la democracia, reparar las desigualdades o acortar las distancias entre los ciudadanos y lo que gustan llamar “establishment”, por mencionar los factores que suelen aducirse para explicar el auge del populismo.

En su lugar, la estrategia de flirtear con un Reino Unido “mejor” fuera de la Unión Europea, y de rechazar la celebración de un segundo referéndum, no parece valerle a Corbyn para reconectar definitivamente con sus votantes tradicionales de la clase obrera y las áreas desfavorecidas del país, mayoritariamente inclinados por la salida, mientras que se aleja cada vez más de la mayoría de sus propios votantes naturales: «»remainers» jóvenes, emprendedores y clases educadas en las grandes ciudades, Londres en particular (hay que recordar que sólo ⅓ de los votantes de izquierdas se inclinaron en su momento por el Brexit),y que han vivido toda su vida bajo el orden liberal europeo.

Lejos de hacer el país más justo, igual, próspero y seguro, el largo estancamiento de las negociaciones con la Unión sólo está ahondando en la crisis política nacional y poniéndoselo más complicado a sus vecinos -y ello nos incluye por supuesto a nosotros los españoles. Se avecina un mar político revuelto en el que no sólo los nacional populistas de la derecha, también los pescadores de la izquierda radical reclaman sus pírricas ganancias. Mientras, dando la espalda a Europa, todos los demás pierden.