Mari Àngels Caus, la reina súbita de las alpacas

El efecto bola de nieve empezó hace un par de fines de semana con una breve pieza en el telediario comarcal de TV3, la típica noticia amable sobre animales y mascotas curiosas que los periodistas hacen (hacemos) cuando la actualidad humana anda tirando a gris e ir a escribir sobre cualquier ser vivo a cuatro patas se vuelve de repente la mejor opción. ¿Resultado? Una señora de campo y su rebaño de alpacas, puro azúcar para las retinas de los televidentes más urbanitas.

Si una granja y unas pocas gallinas desplumadas ya son material exótico visto desde la gran ciudad, añadir el ganado andino en la ecuación dibujaba una historia de éxito casi asegurado. Con lo que no contaba la reportera responsable de la pieza, la veterana periodista Nuria Bacardit, «corresponsal» de TV3 en la Cataluña central, era con Mari Àngels. Su risa contagiosa, su amor incondicional por las alpacas y la forma como glosó las bondades de la lana que producía su rebaño reventó en pocas horas las redes sociales. En horas, su historia se volvió viral y la web de la granja de esta barcelonesa colapsó de visitas mientras su historia se volvía carne de ‘meme’.

En estos momentos, se amontonan para ella las solicitudes de entrevistas y los grupos de turistas interesados en ir a admirar sus afables animales, muy aficionados a escupir, pues son primos hermanos de las llamas. En internet, algunos ya la comparan con Miquel Montoro, el simpático niño mallorquín que hace un par de años arrasó con su acento rural y su devoción por las albóndigas («¡pilotes!»). No obstante, sus casos son algo diferentes. Si bien Montoro trasladó su éxito de internet, donde hacía de ‘youtuber’, a la televisión, en el caso de Mari Àngels el viaje ha sido inverso. Ella ha ido de la tele, a internet, y de allí al éxito.

Según explicó la granjera –quien todavía no se cree que sus animales la hayan hecho famosa de la noche a la mañana– descubrió sus inofensivas alpacas en Cantabria . Sin pensarlo, decidió traer algunos ejemplares a su finca de Cercs (Barcelona). Ella explica que cuando dijo que quería comprar y cuidar alpacas, su marido le preguntó qué verdura era esa. Hoy, ambos planean rentabilizar la súbita popularidad de sus animales, muy resistentes a la altura, con una granja escuela. Misterios de internet, llámalo suerte, llámalo algoritmo, y de sus caprichosos usuarios, algunos de los cuales ya piden que Àngels presente las campanadas de fin de año en alguna televisión y despida este 2021 agridulce rodeada de sus camélidos. Que se preparen las ovejas, que este invierno les ha salido competencia.