Así actuaba el «estafador del amor» con sus víctimas

Siempre con dramatismo. Un problema familiar o laboral de vida o muerte. Era lo que explicaba a sus víctimas, con las que antes lograba establecer una relación supuestamente afectiva. Así fue capaz de estafar cantidades que van desde los 1.000 hasta los 60.000 euros por víctima. Siempre prometía, eso sí, que el préstamo era temporal y que devolvería el dinero prestado.

Inicialmente Albert Cavallé conquistaba a sus pretendientas con su nombre real. Al verse cada vez más acorralado desde que empezaron las denuncias, optó por cambiar de nombre: se le ha visto como Tito (en alusión al apodo con el que le conocían de pequeño), pero también otros como Mike, Mikee, Joan o Kile.

Para hacer todavía más creíble la supuesta devolución del dinero, el estafador otorgaba a sus víctimas un documento a firmar conforme se hacía el préstamo, con los que quería aparentar la máxima seriedad. Con estos documentos, ha intentado acreditar en el juzgado de instrucción que su estafa se trata de un ilícito civil y no penal.

Se alojaba en lujosos hoteles por la cara. Aprovechaba momentos en los que se quedaba solo en la «suite», por ejemplo, cuando la chica iba al lavabo, para fotografiar su carné de identidad y tarjeta de crédito para pagar cuantiosas facturas de alojamiento con todo tipo de lujos. Así lo recoge la web «estafadasporalbertcavalleortin», que recopila sus estafas y cuentas pendientes con la justicia.

Bajo coacción y/o estafa, Cavallé obligaba a sus víctimas a comprarle un teléfono móvil y, en algunos casos, a pagarle la línea. Habitualmente, se las ingeniaba para que el contrato estuviera a nombre de ellas. Estos mismos "smartphones" acababan siendo vendidos por el estafador a través de Wallapop o Milanuncios.

No solo conseguía teléfonos móviles. También solía comprar a nombre de las chicas electrodomésticos en tiendas como MediaMarkt u otras similares. Todo ello, para revenderlos también en portales de internet y embolsarse más dinero.

Por si no les hubiera sonsacado suficientes cantidades, el "estafador del amor" aprovechaba que conocía los datos personales y bancarios de sus víctimas, para llegar a pedir préstamos bancarios a nombre de ellas. Sobre esto, destaca el caso de una mujer que nunca antes había solicitado un préstamo y que durante los pocos meses que tuvo de relación con él, éste intentó conseguir ni más ni menos que 79 operaciones de préstamo.