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José Rosiñol - TRIBUNA ABIERTA

Se acabó la broma

La obsesión del separatismo por pasear su mensaje extemporáneo por las cancillerías de medio mundo está acabando con nuestra reputación

Cataluña lleva ya demasiados años jugando a la disrupción política, atrapada en un juego de intereses económicos, ambiciones personales y unas ensoñaciones nacionalistas ancladas en una cosmovisión decimonónica esencialista y excluyente. Ya han pasado más de quince años desde que se empezó a hablar de ... un nuevo e innecesario Estatut patrocinado por el socialismo independentista (y apoyado por ERC) que había sabido medrar en las entrañas del PSC; más de quince años en los que la política normal, aquellas decisiones estratégicas que marcan el devenir de las sociedades y corrigen anomalías, está en stand by, interesadamente apartada del debate público, precisamente, durante los peores momentos de la Gran Recesión.

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