Listas negras, dictadura blanca

Juanjo Puigcorbé, el actor que fue Juan Carlos I, dejó Madrid, se subió al carro separatista y participó en las pompas de la Asamblea Nacional Catalana. Elegido concejal de Esquerra en el ayuntamiento barcelonés y delegado de Cultura en la Diputación, lazo amarillo en solapa, cambió Juanjo por Joan Josep: acusado de maltratar a sus compañeros de partido conoció el ostracismo político y, sobre todo, profesional. Ninguneado siete años por quienes antes le jalearon, el actor ha retornado a la capital de España donde, de nuevo como Juanjo, encarna a un cacique manchego en la serie 'Entre tierras' y protagoniza 'Roca negra' en el teatro Pavón: «Gracias ERC (Esquerra) por vuestras cuchilladas. Espero que nadie os vote nunca más, ¡pandilla de hijos de puta!», tuiteó. La peripecia de Puigcorbé, más allá de su oportunismo político, la vivieron Boadella (bestia negra de Pujol), Flotats (de impulsar el Teatro Nacional de Catalunya a no tener teatro para estrenar sus obras en Barcelona) o Pasqual (acosado en el Lliure).

En 2019 Míriam Nogueras anticipó la lista negra de su jefe Puigdemont. Hablaba de «ratas que viven en las cloacas del Estado disfrazadas de políticos demócratas, disfrazadas de jueces justos o disfrazadas de periodistas que informan». Hace un mes, desde la tribuna del Congreso, puso nombre y apellidos a las «personas indecentes que deberían ser cesadas y juzgadas». Entre otras, el teniente coronel de la Guardia Civil Daniel Baena, el presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo Manuel Marchena, el expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Pérez de los Cobos y su hermano, el coronel Diego Pérez de los Cobos. Concepción Espejel, Carlos Lesmes, Pablo Llarena y la juez del Supremo Carmen Lamela. También periodistas como Ana Rosa Quintana, Antonio García Ferreras o el editor Mauricio Casals.

No es la primera vez que el nacionalismo confecciona listas negras para garantizar su dictadura blanca. El Programa 2000 de Pujol incluía una lista «blanca» con 84 «agentes actuantes» encargados de inocular el dogma en los medios de comunicación y la sociedad civil. La estrategia no varió con Pasqual Maragall. El secretario de Comunicación, Miquel Sellarés, informó sobre partidarios y adversarios del gobierno tripartito.

Las listas de malos catalanes cuentan con 'Perles catalanes', inquietante libraco de 2016. Sus esforzados autores repasan «tres siglos de colaboracionistas». Josep Pla es un «espía al servicio de Franco y colaboracionista cultural con el franquismo» mientras califican de «filonazi» al mejor historiador catalán del siglo XX, Jaume Vicens Vives. Perlas de ayer y de hoy. «Enemigos» de Cataluña: Félix de Azúa, Albert Boadella, Josep Borrell, Francesc de Carreras, la fallecida Carme Chacón, Josep Antoni Durán Lleida, Arcadi Espada, Rosa Regàs, Miquel Roca Junyent y Alejo Vidal-Quadras.

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Ahora el gobierno deberá bendecir las listas negras que Junts aplique a las empresas que en 2017 cambiaron de sede por la inseguridad jurídica de la secesión. La ocurrencia ignora la libertad empresarial y certifica el carácter iliberal de los neocarlistas de Puigdemont: las compañías poco patrióticas, como ya sucede con la lengua, serán multadas. ¡Así se atraen inversiones! Con las listas negras de la dictadura blanca: hoy rebautizada «república catalana».