La otra cara de la Casa Batlló
La fachada posterior reaparece como la concibió Antoni Gaudí en 1906: un año de restauración que ha costado 3,5 millones
Los colores de Gaudí vuelven a la fachada posterior de la Casa Batlló

Antoni Gaudí inauguró en 1906 la Casa Batlló, pero a partir de 1915 el diseño original sufrió modificaciones: la fachada posterior vio alteradas sus tonalidades cromáticas; desaparecieron las pérgolas y jardineras del patio en su Planta Noble. Aunque el edificio fue restaurado ... en los años cincuenta y noventa, no ha sido hasta ahora, más de un siglo después, cuando la otra cara de la Casa Batlló, tras una exhaustiva investigación de historiadores y arquitectos y una inversión de tres millones y medio ha recobrado su aspecto original.
Artesanos, forjadores de vidrio, madera y cerámica han restaurado el estuco y 'trencadís' de los laterales y el coronamiento; se han recuperado las rejas de hierro forjado en balcones, ventanas y las balconeras de madera. El pavimento de cerámica, muy deteriorado, se ha replicado con ochenta y cinco mil piezas de mosaico Nolla. Las jardineras vuelven a lucir junto a los patios de ventilación y una pérgola de brezo idéntica a la de principios de siglo XX ocupa el centro del patio.
«Cuando descubrimos los colores originales no nos lo creíamos. La fachada actual es como el negativo fotográfico de la anterior», explica el arquitecto Xavier Villanueva, responsable de esta restauración. Las artesanías tradicionales se han conjuntado con archivos fotográficos, escaneado 3D, fotogrametría y otras técnicas digitales. Gracias a estos descubrimientos documentales, se han podido relacionar formas, colores y materiales con el resto de la Casa Batlló: «Conforme vamos restaurando llegamos a la esencia de Gaudí y toda la casa gana armonía», apunta Villanueva.
Y como Gaudí no se acaba nunca, estas obras, al igual que en otras restauraciones del genial arquitecto, depararon hallazgos; en este caso, las bóvedas armadas que sostienen los balcones. Su estructura mixta de ladrillo y hierro en forma de espiral constituye un sistema radicalmente innovador para la época, «nunca visto hasta la fecha», señalan los técnicos.
Adquirida y rehabilitada en 1993 por Enric Bernat, creador de los populares Chupa Chups, con la ayuda de su hija, Nina Bernat, en 2005 la Casa Batlló fue designada Patrimonio Mundial. Desde 2019, bajo la dirección de Gary Gautier, lleva invertidos más de veinticinco millones en programas de restauración. Entre las obras más recientes, la fachada principal, el estuco de la Planta Noble, el vestíbulo principal o la recuperación de elementos decorativos y diseños originales. Después de la fachada posterior le tocará el turno a la tercera planta del edificio en la que vivió la familia que dio nombre al edificio. Con sus casi dos millones de visitantes y una facturación de sesenta y cinco en 2024 la Casa Batlló es un ejemplo (pujante) de iniciativa cultural privada.
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