El Govern catalán ya tiene la reforma del Código Penal en su fase final (que despenaliza prácticamente los hechos del 1-O de 2017) y se centrará, a partir de ahora, en la celebración de un referéndum de independencia, que no será en ... los próximos meses. «Como Govern, en las próximas semanas, iremos dando forma al acuerdo de claridad», ha señalado Patrícia Plaja, este martes, recordando que las exigencias al Gobierno del PSOE no se acaban con la derogación de la sedición y la modificación de la malversación para que no afecte a los protagonistas del 'procés'.
Al margen de las discrepancias con el Ejecutivo de Pedro Sánchez sobre el referéndum, en la línea de las distancias que se manifestaron para reformar el Código Penal y que han acabado por ser una victoria de ERC, al menos así lo entienden en la sede de los de Oriol Junqueras, Plaja ha dicho, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Govern, que «la desjudicialización (del 'procés') es evidente», el ejecutivo autonómico se da «por satisfecho» porque «tenemos un Código Penal mejor» para los independentistas y ha indicado que «es un avance respeto a lo que teníamos».
En esta línea, Plaja ha concretado que la reforma elimina «fuerza represiva al Estado» para contrarrestar las iniciativas de los independentistas. «Es importante, el objetivo no es suprimir la malversación, que se ha de perseguir y castigar, lo que se ha buscado es que no se castigue la disidencia política, (...) que no se persiga al independentista con el paraguas de una falsa malversación». Y ha añadido que ahora «impulsar un referéndum no es delito», por lo que «el 1-O no se cometió ningún delito».
Preguntada por la viabilidad de celebrar un referéndum de secesión de manera acordada con el Ejecutivo, la portavoz del Govern ha recordado que «hoy dicen que un referéndum acordado no podrá ser, bueno, Cataluña votó el 1-O y este Govern considera que volverá a votar en un referéndum que será reconocido». Ha señalado que al inicio de la negociación con el PSOE este partido negó el «conflicto político», no quería los indultos y se negaba a modificar la sedición y la malversación. Y ha añadido: «Han dicho que no a tantas cosas que, al final, han acabado pasando. (...) Trabajamos discretamente para que las cosas pasen».
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