La ANC se enfrenta a ERC y a Òmnium y ve insuficiente la anulación de la sedición

Una parte del secesionismo sale hoy a la calle en protesta contra los desórdenes públicos agravados

Pere Aragonès, ayer en el Palau de la Generalitat EFE

Àlex Gubern

Barcelona

Ni unidad en las instituciones, ni unidad en la calle. Cumplidos diez años del inicio del 'procés', la fractura del independentismo es una realidad política incontestable, una división que se acrecienta a medida que ERC avanza en su estrategia de diálogo con el Gobierno ... y los sectores más exaltados del movimiento van perdiendo influencia y capacidad de convocatoria. El quebranto interno es completo: división estratégica entre los partidos –ERC, Junts y la CUP– y división estratégica entres las dos entidades que hasta hace bien poco habían sido el motor civil del secesionismo, la Assemblea Nacional (ANC) y Òmnium Cultural.

Una buena muestra de ello se vio durante la pasada Diada –cuando Òmnium y ERC se descolgaron de una marcha que devino en una protesta contra los republicanos– y se verá hoy de nuevo en Barcelona, donde la ANC ha convocado una manifestación, no para celebrar el día de la Constitución, obviamente, sino para protestar contra la reforma del Código Penal pactada entre el PSOE y Unidas Podemos con ERC, y ahora en tramitación en el Congreso de los Diputados. Esta entidad, junto a otros grupos, incluido Junts, denuncia que la propuesta de sustituir el delito de sedición por uno de desórdenes públicos agravados no solo no da respuesta al secesionismo sino que «criminaliza» el derecho de protesta. Es el pretexto para volver a sacar a la gente a la calle para clamar ya no tanto contra el Gobierno de Pedro Sánchez sino contra el Govern de Pere Aragonès. Si el pasado jueves apenas fueron 350 personas las que protestaron frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Barcelona, en la convocatoria de hoy la marcha acabará significativamente en la plaza Sant Jaume, ante el Palau de la Generalitat, sede un ejecutivo ya sin el concurso de Junts. Para que no haya dudas.

Cuando la ANC convocó la marcha, su presidenta, Dolors Feliu, ya dejó claro que se trataba tanto de protestar contra una reforma que a su criterio «es una manera más de reprimir al movimiento independentista» como contra el «falso diálogo» de ERC con el Estado.

La distancia entre los distintos actores del movimiento cada vez es mayor, y ayer mismo el presidente de Òmnium, Xavier Antich, confirmaba que la entidad no apoya la manifestación de la ANC, a la que acusó de fomentar la división. «Òmnium no contribuirá a la confrontación entre diferentes agentes del movimiento independentista y a hacer antipolítica», apuntó en una entrevista en 'La Vanguardia'. Antich aseguró que ambas entidades mantienen una relación estable con contactos prácticamente semanales, si bien dijo ver «con mucha preocupación algunas derivas que se desprenden» de la protesta convocada. Desde Òmnium, es una obviedad, consideran que el independentismo está «en un ciclo de desmovilización creciente» y de parálisis que a su juicio no le permite avanzar.

Aunque en la última Diada la movilización ciudadana estuvo por encima de lo esperado, el secesionismo, tras el pico de 2017, y el rebote violento de 2019 tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo, asiste ciertamente a un ciclo a la baja en cuanto a presencia en la calle. Sin ir más lejos, las últimas convocatorias para protestar contra las visitas del Rey han sido casi anecdóticas.

La derogación de la sedición es en este contexto el nuevo motivo de fricción, y mientras ERC apunta que el cambio se acerca a los «efectos de la amnistía» que reclamaba en su momento Aragonès, desde Junts se ha llegado a a acusar a los republicanos de propiciar una reforma solo con el objeto de facilitar la entrega a España de Carles Puigdemont.

Los republicanos, por su parte, aún confían en poder introducir cambios en la propuesta de reforma durante el periodo de enmiendas. Así lo explicó la secretaria general adjunta y portavoz, Marta Vilalta, que apuntó ayer que negociarán y serán «exigentes hasta el último minuto«. Con todo, no aclaró la portavoz republicana si las enmiendas irán encaminadas a reformar la malversación. »Esperamos que se pueda trabajar con la discreción necesaria«, apuntó Vilalta, que subrayó que hasta el viernes aún hay tiempo para trabajar en las enmiendas, tanto sobre malversación como para introducir cambios en la redacción de los desórdenes públicos agravados.

Tampoco se aclara desde ERC si podrían sumarse a la enmienda que sí presentarán los Comunse a este nuevo tipo, tal y com adelantó este fin de semana la portavoz morada en Cataluña, Jéssica Albiach, en una entrevista de Ep. «Todas las negociaciones están abiertas», apuntó Vilalta.

Sin presuponer qué puede surgir de la tramitación parlamentaria, sí se sabe ya que el acuerdo entre el PSOE y ERC ha generado el enésimo desgarro en el seno del secesionismo. Aludió la portavoz de ERC a la manifestación convocada hoy por la Assemblea Nacional: «No compartimos el enfoque de esta convocatoria o de esta manifestación, teniendo en cuenta que se protesta contra las instituciones de autogobierno» en vez de contra el Estado.

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