Así es la pista flotante que pretenden construir para ampliar el aeropuerto de Barcelona

La propuesta trata de superar la situación de bloqueo en la que ahora mismo se encuentra el proyecto de ampliación de la infraestructura. Aena defiende que para la construcción de una tercera terminal es necesario ampliar también la tercera pista, prolongación que impactaría sobre los humedales protegidos de La Ricarda. El impacto ambiental es lo que llevó en un primer momento a ERC y los comunes (al frente de los ayuntamientos de Barcelona y El Prat) a rechazar la propuesta, lo que a su vez provocó que Aena guardase el proyecto en un cajón.

Ahora, dentro del pacto de presupuestos de la Generalitat, el PSC ha logrado imponer la creación de una comisión de estudio para decidir cómo se lleva a cabo la reforma, lo que hace temer a sus defensores que el proyecto vuelva a entrar en una situación de bloqueo. Tesitura que los promotores de la pista flotante pretenden superar, aventurando que la infraestructura podría alcanzar las 100 o 110 operaciones por hora, y que Barcelona podría pasar de 18.000 a 30.000 vuelos intercontinentales al año.

El proyecto también incluye derivar a 10 millones de pasajeros anuales a los aeropuertos de Gerona y Reus (Tarragona) para los vuelos punto a punto y conectar estas infraestructuras con Barcelona mediante la alta velocidad. La construcción de la pista flotante tendría una duración de cuatro años y un presupuesto estimado de 2.200 millones de euros.

En una rueda de prensa este martes en el Colegio de Ingenieros de Cataluña, los impulsores de la iniciativa han recordado que la propuesta incluye situar la pista sobre pivotes, y no la construcción de una isla artificial, por lo que la construcción podría afectar a las corrientes, pero no a las playas de El Prat de Llobregat (Barcelona), a las que «ayudaría a defender disminuyendo el transporte de sedimentos de norte a sur».

Por su parte, el economista Andreu Mas Colell (uno de los impulsores) ha pedido que se estudie la propuesta ya que, según cree, es radicalmente mejor que las que afectan a la laguna de La Ricarday permitiría dar un paso enfrente con el Delta del Llobregat: «Imploraría a los ambientalistas que se lo miren muy seriamente».

En este sentido, el ecólogo Joan Domènec, ha asegurado que a pesar de que el Delta del Llobregat está amenazado, la parte sumergida de delante es «banal y poco biodiversa» por lo que desde un punto de vista de ambiente marino y de ecología la cuarta pista no sería un disparate, en sus palabras.

Mas Colell ha asegurado que «todos los grandes aeropuertos del mundo tienen una pista de 3.500 metros usables para despegues» -en Barcelona es la pista interior- y ha alertado de que si la ampliación de Barcelona-El Prat no se hace bien «dentro de 10 años se tendrá que hacer un aeropuerto nuevo a 35 o 40 kilómetros de Barcelona, que sería un problema«.