El juez Llarena deja en libertad a Ponsatí y la cita a declarar por desobediencia el 24 de abril

Así lo ha acordado el instructor Pablo Llarena, en un auto fechado este 28 de marzo y consultado por ABC, en el que ha dejado sin efecto la orden de detención que pesaba sobre Ponsatí, así como su situación de rebeldía. Además de citarla para tomarle declaración, el juez le ordena designar un domicilio y un teléfono con el que «poder ser localizada inmediatamente», así como comparecer ante el Supremo «cuantas veces fuera llamada». También advierte a la política de Junts: una eventual negativa a presentarse ante el Supremo, «conllevará la modificación de su situación personal y su conducción ante este tribunal por la fuerza pública». Es decir, volvería a ser detenida.

Si, desde un inicio, la exconsejera del Govern de Puigdemont hubiese comparecido ante la Justicia, hubiese quedado igualmente en libertad, ya que, una vez derogada la sedición, no se enfrenta a penas de cárcel. Pero la detención, bajo una lectura política, le ha servido para escenificar su confrontación con el Estado. Lo ha manifestado ella misma en una rueda de prensa desde el Colegio de Periodistas, esta tarde, donde, tras desplazarse por sorpresa a Cataluña, ha clamado: «No he venido a pactar con el Estado, sino a plantar cara». Tras atravesar en coche la frontera franco-española, la exconsejera ha detallado que su vuelta obedece a que ahora está procesada «por un delito de desobediencia, que no comporta prisión». Es decir, al beneficiarse de la reforma del Código Penal que impulsó el Gobierno junto a los independentistas.

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Elena Burés

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Su regreso se ha producido la víspera de que otra exconsejera, Meritxell Serret (ERC), se siente en el banquillo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Preguntada al respecto, Ponsatí ha desvinculado su decisión de este hecho, aunque sí ha aprovechado para criticar su entrega ante el Supremo, en marzo de 2021. Sobre la actual consejera de Exteriores del Govern, de ERC, ha deslizado: «Ahora va por el mundo poniendo la bandera española tres veces más grande que la catalana». Su intervención, de hecho, ha sido tanto un acto de reivindicación propia como un ataque a Esquerra, al frente de un Govern, ha dicho, el Govern de ERC, que es «una herramienta de la ocupación española».

Lo mismo han hecho desde Bruselas Carles Puigdemont y Toni Comín: atacar a Esquerra, escenificando la enésima confrontación entre los independentistas. «Ni nosotros, ni Clara Ponsatí, buscamos soluciones personales ni atajos políticos», ha manifestado el expresidente de la Generalitat. Cabe recordar que Serret se entregó ante el Supremo en marzo de 2021, y tras ello, quedó en libertad, procesada por desobediencia. La Fiscalía pide para ella un año de inhabilitación y una multa de 12.000 euros.

Antes de su detención, Ponsatí aseguró que no reconoce la autoridad del juez Llarena y que no comparecería ante el Supremo. Señaló que la causa contra ella es «una persecución contra un país entero» y no descartó seguir ejerciendo como eurodiputada entre Bruselas y Estrasburgo, pero con visitas periódicas a Barcelona. «Si estoy libre de estar en los dominios del Estado español, usaré mi libertad para estar en mi ciudad», defendió.

No así para Puigdemont y Comín. Minutos antes de que ellos mismos lo detallasen, la dirigente de Junts señaló que ambos prófugos descartaban volver a corto plazo, ya que ellos sí se enfrentan a penas de prisión por malversación.

Tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción 4 de Barcelona, en funciones de guardia, Ponsatí, que es eurodiputada, ha alegado su escaño como impedimento para ser arrestada, pero Llarena recuerda en su auto que fue procesada en marzo de 2018 y no obtuvo la inmunidad hasta junio de 2019, por lo que su elección como miembro de la Eurocámara «no impone la solicitud de suplicatorio para la adopción de las medidas adoptadas».