el oasis catalán
Sicilia
Félix Ovejero, en su libro titulado 'La razón en marcha', advierte que «lo más parecido a Cataluña es una suerte de Sicilia, un territorio que forma parte de Italia donde se permite que unos delincuentes operen blindados, protegidos»
Artículos de Miquel Porta Perales en ABC

Dicen que la cosas están en cambiando en Cataluña. Hay dudas, al respecto. Félix Ovejero, en su libro titulado 'La razón en marcha', advierte que «lo más parecido a Cataluña es una suerte de Sicilia, un territorio que forma parte de Italia donde se permite ... que unos delincuentes operen blindados, protegidos». Unas palabras -el libro está editado antes de la investidura de Salvador Illa- que podrían ser traducidas hoy, políticamente hablando, de la siguiente manera: en Cataluña, un territorio que forma parte de España, se negocia con unos golpistas indultados y amnistiados, porque tienen las llaves del Gobierno de España.
El autor nos advierte, de nuevo, cuando afirma que «el Estado no se atreve a acabar con eso». O lo que viene a ser -traducido al día de hoy- lo mismo: habría algunas reticencias interesadas cuando se trata de hacer un punto y aparte con la «herencia» recibida -la política lingüística, el empeño en la singularidad catalana en asuntos fiscales o la fantasía de un referéndum, por ejemplo- de la Cataluña del golpe. Por mucho que digan que las cosas están cambiando. Cierto es que ahora en Cataluña –excepción, la lengua en la escuela- se cumple la ley. Pero, persiste todavía una tradición política nacionalista que señorea en Cataluña y advierte al socialismo que se acabará la fiesta si no se cumplen sus deseos. Por eso, el PSOE «no se atreve a acabar con eso», diría Félix Ovejero. De ahí, el regala del cupo.
Nuestro economista/sociólogo/politólogo señala dónde está la razón del Mal: el mundo nacionalista, proclive a la transgresión, tiene todavía su peso, ya sea por convicción o interés. Cosa que ocurriría en una Cataluña en donde no hay ningún Diego Gambetta que estudie –y se oponga- detenidamente la política extralegal nacionalista y su mercado, con lo que ello supone. El desconocimiento, el desinterés en la cuestión y la falta de coraje, pueden llevar a la degeneración del «país». Cosa que podría suceder en una Cataluña –es decir, en una España- en donde nadie tiene la valentía necesaria para acabar de facto con la situación. Por eso, las cosas no están cambiando. Aunque, lo parezca.
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