el oasis catalán
Flotilla
Es un crucero de Vips progresistas de tufillo antisionista que publicitan un objetivo y ocultan/disimulan otro
Artículos de Miquel Porta Perales en ABC
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Iniciar sesiónLa flotilla –con esa performance que se escenificó en el Puerto de Barcelona: conciertos, acciones simbólicas, talleres de danza, conferencias, coloquios, charlas y micrófonos abiertos en donde no faltaron Lluís Llach y la Eléctrica Dharma- que de Barcelona quiere desplazarse a Gaza es, en palabras ... de los organizadores, «la mayor misión humanitaria de la historia». Decenas de barcos con centenares de activistas de 44 países de todo el mundo. Dos estrellas: Greta Thunberg y Ada Colau. Sí, Jaume Asens también está en el Moll de la Fusta con su pañuelo palestino. Tampoco faltan –no se lo pueden saltar por si acaso pasan lista- Willy Toledo, Marina Rosell, Irene Montero, Ione Belarra, Susan Sarandon, Oriol Junqueras, Ferran Pedret y la CUP. Por supuesto, cuentan con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y los telediarios de TV3.
Un crucero de Vips progresistas de tufillo antisionista que publicitan un objetivo y ocultan/disimulan otro. El objetivo publicitado: paz y un corredor humanitario que llegue a Gaza. El objetivo oculto y mal disimilado: que la flotilla sea interceptada –son conscientes de que eso ocurrirá- y decomisada por Israel para así victimizarse todavía más ante el mundo entero. La flotilla es un publirreportaje en toda regla.
Esa flotilla que hincha el ego de los organizadores y participantes que se muestran absolutamente satisfechos por el evento; esa performance, solo convence a los convencidos y no logrará nada. Cero. Ellos, lo saben. Pero, insisten. Son así de buenos. Ellos y ellas estarán muy contentos y muy contentas por haber mostrado al mundo su bondad y su compromiso por la paz, la solidaridad y el humanitarismo. Un compromiso y una bondad a medias que se constata cuando nadie de los de flotilla –la claque incluida- se digna levantar una pancarta y gritar en favor de la libertad de los rehenes israelíes secuestrados por Hamás. O a favor de la democracia en Gaza. «Me duele Gaza», se pudo leer en una pancarta del Puerto de Barcelona. Algún día descubrirán que en Gaza hay otras cosas que también duelen y también matan.
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