Marko Daniel: «Miró es un artista que no se agota»
La Fundación Miró celebra el medio siglo de la apertura del edificio racionalista que proyectó el arquitecto Josep Lluís Sert
Hallan bajo una pintura de Joan Miró un retrato de su madre realizado por otro artista
Barcelona
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Iniciar sesiónJoan Miró fue un gran mecenas del arte contemporáneo en Barcelona: el mural del aeropuerto, el Pla de l'Os de la Rambla, «la mujer y el pájaro» y fundación que lleva su nombre. El 10 de junio de 1975 se cumplen cincuenta ... años del edificio que Josep Lluís Sert proyectó en la montaña de Montjuïc. Marko Daniel, director de la Miró, comenta en el Círculo del Liceo el programa conmemorativo de 2025 a junio de 2026. Entre otras iniciativas, la exposición de Miró en el Metropolitano de Arte de Tokio, la muestra 'Miró y los Estados Unidos' que luego viajará a Washington, la obra de la francocanadiense Kapwani Kiwanga, ganadora del premio Joan Miró de este año o la apertura al público del jardín de los cipreses, que había permanecido cerrado hasta ahora.
Daniel llama la atención sobre las siglas CEAC (Centro de Estudios de Arte Contemporáneo) de la entidad: «Miró no concibió su fundación como un mausoleo sino como una casa de producción artística», afirma. La Fundación explicará lo que fue y lo que es como posibilidad y potencialidad: «Miró es un artista que no se agota», recalca. En esa voluntad proactiva abunda el «traficante de ideas» Vicenç Altaió. La Miró fue el «laboratorio cultural de Barcelona» para la generación de los Perejaume, Barceló o Plensa: «Propició una renovación estética y política de la ciudad», señala.
Ignasi Aballi, miembro del patronato que preside Sara Puig contaba diecisiete años en 1975. «Mi evolución artística ha ido en paralelo a la Fundación Miró», confiesa. Lúa Coderch, que debutó en 2012 en el museo mironiano, valora su «radicalidad contemporánea». Para abrir las puertas del cincuentenario un acto que tiene mucho de simbólico: el domingo 15 de junio se podrá contemplar la salida del sol a las seis y diecisiete horas y constatar el efecto de esa luz matinal sobre un retablo gótico que alcanza tonos dorados a las siete de la mañana.
Juegos de luz que acrecienta la arquitectura de Josep Lluís Sert. El arquitecto y urbanista afincado en Estados Unidos partió del estudio mallorquín que proyectó en 1955 para el pintor y amigo. La Fundación Maeght de Saint Paul de Vence, construida entre 1959 y1964, guio la distribución de los espacios expositivos, el centro de estudios y las actividades sociales (reuniones, conferencias, espectáculos). Todo articulado en torno a un patio central donde crece un olivo, icono de perdurabilidad. Luz natural, formigón blanco, geometrías y mediterráneas… Arquitectura racionalista que cumplió las expectativas de Miró: «Un lugar vivo, sin pretensiones de monumentalidad, humano, con una gran variedad de espacios».
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Ramon Freixa, discípulo de Sert, recuerda cómo su maestro trazó un croquis en una servilleta de papel: «Un cuadrado que era el patio central que generaba todo el edificio». Esa simplicidad geométrica, tan polémica en su momento, ha ido ganando adeptos con el paso de los años. La década «heroica» de la Fundación fue entre 1976 y 1986. Había que repartir el espacio entre la colección permanente y las muestras temporales, apunta Freixa, autor de las dos ampliaciones de la Fundación en 1988 y 2000. Ambos proyectos, deudores de el patrón original de Sert, obtuvieron una muy buena acogida. Además de laboratorio para los artistas contemporáneos, «la Fundación Miró ha contribuido a que los arquitectos vayan más a los museos», ironiza Freixa.
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