Iturralde apunta ante la Guardia Civil que los pagos a Negreira sirvieron para «enriquecer» a directivos del Barça
Según el colegiado jubilado, la contraprestación habría sido la contratación de Javier Enríquez, en ningún caso «comprar árbitros». La veintena de interrogados por el Instituto Armado niegan que el exvicepresidente del CTA influyese en sus decisiones
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Barcelona
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Iniciar sesiónNuevo capítulo del caso Negreira. La Guardia Civil interrogó durante el pasado verano a una veintena de colegiados para tratar de esclarecer por qué el Barça pagó más de 7 millones de euros al que fuese vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), José María Enríquez Negreira ... . Entre los 21 que prestaron declaración, Eduardo Iturralde González, quien apuntó a los agentes que ese dinero habría servido para «enriquecer» a directivos club azulgrana, pero no -en consonancia con el resto de profesionales- para alterar la competición, tal y como sospecha el juez que instruye la causa, Joaquín Aguirre. Eso sí, admite, como «matiz» que estando Negreira en el cargo, podrían haber influido, pero más sobre árbitros de categorías inferiores y no de Primera División.
Según Iturralde, la contraprestación habría sido la contratación de Javier Enríquez. «No comprar árbitros, porque son 20 y el dinero que pagó el F. C. Barcelona no es suficiente para pagar a esos 20 árbitros», apuntó a los investigadores, en una declaración que consta en una pieza del sumario a la que ha tenido acceso ABC, una vez levantado el secreto. La teoría que sostuvo el colegiado retirado ante el Instituto Armado es que los pagos a Negreira habrían servido para que «algún directivo del club se enriqueciese a través de una factura fundamentada en informes arbitrales que no tienen a penas valor». Declaró también que Javier Enríquez prestaba servicios de 'coaching' en el CTA, y, con posterioridad, lo contrataron algunos colegiados a nivel individual.
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Señaló además que los informes que pudiera elaborar «cualquier futbolista» serían mejores que los que hacía el hijo de Negreira, «porque hay que hacerlos de cada partido concreto, no de una evolución general». Unos informes que, a su parecer, «no sirven para nada», «a penas tienen valor económico» y apuntó así que es un «servicio» que el F. C. Barcelona «no puede justificar». Además, Iturralde sostuvo que si quien era máximo responsable del CTA por aquella época, Victoriano Sánchez Arminio (fallecido el pasado año), hubiese tenido conocimiento de los pagos «lo habría cortado y despedido a Negreira».
En su opinión, Estrada Fernández, el único colegiado que ha denunciado a Negreira, por un presunto delito de corrupción, lo hizo asesorado por un bufete de abogados que había «visto un filón». Dice que presentó así la demanda por «beneficio personal». Y que el colectivo arbitral está «dolido» porque su intención era presentar una demanda colectiva contra el exdirigente del CTA, tras enterarse por la prensa de los pagos que recibió del Barça.
«Ninguna influencia en el colectivo arbitral»
Entre los otros veinte colegiados interrogados por la Guardia Civil, entre julio y septiembre pasado, en diversas comandancias españolas, ninguno puede acreditar que los pagos al número dos de los árbitros sirviesen para alterar la competición deportiva. Entre ellos, Sergio Albert Giménez, que apuntó que «simplemente tenían un interés económico». También negó haber sufrido alguna presión durante su carrera.
Javier Álvarez Izquierdo, que fue el primer árbitro del VAR, aseguró que no le constaba que la RFEF ejerciera más presión sobre quienes pitaban encuentros del Barça o del Madrid. En su caso, fue uno de los que contrató al hijo de Negreira como 'coach'. Fueron unas 10 o 12 sesiones por las que pagó 200 euros -cada una-. El motivo de solicitar sus servicios fue que «el apellido pesa», a pesar de ello, aseguró ante los investigadores que «Javier aportó más al CTA que lo que él recibió» de la entidad.
Preguntado sobre si la contratación de Negreira por parte del Barça pudo influir en la competición, afirmó que «cero». Tampoco en la proyección profesional de los árbitros. David Medié Jiménez, que arbitró en primera división desde 2017, y que el pasado año cesó como colegiado del VAR, indicó a la Guardia Civil que se había enterado de la existencia del «índice corrector o corruptor» por otros compañeros. Que se asociaba a la dificultad de los partidos, «a más dificultad más puntuación», pero que nadie le dijo que fuese así. También trabajó con Enríquez Romero para preparar algunos partidos. No formalizó ningún contrato, y también le pagaba 200 euros por sesión, si analizaban el partido anterior, y 150 si no analizaban ninguno.
Aunque a él no, sí detalló que el hijo de Negreira acercaba a otros árbitros al Camp Nou cuando arbitraban al Barça. «Los llamaba para acercarlos al estadio». «Era el hijo del jefe, estaba en el munddio del arbitraje, y trabajaba con muchos jugadores, ni se plantearon que pudiera ser algo malo», reza su declaración, a la que ha tenido acceso este diario. Fue Medina Cantalejo quien, en una charla online, prohibió después esos «acompañamientos».
El colegiado también detalló ante los investigadores que se enteró por la prensa de que Negreira y su hijo trabajaban para el Barça. Una noticia que le indignó porque «mancha la imagen del colectivo». A pesar de ello, sostiene que «no produjo ninguna influencia en el colectivo arbitral» y considera que el Barça «tiró el dinero».
Sobre el índice corrector, Jon Nuñez Fernández, colegiado de Primera División en activo, apuntó en su declaración que «es un indicador», que decide el presidente, «que se aplica para subir o bajar la valoración de cada árbitro». Aunque cree que «valdría poco para los ascensos o descensos» de categoría de los colegiados. Sobre Javier Enríquez y su valía, apunta que la valoración que hacían algunos compañeros de éste era «mala».
Danil Ocon Arraiz
«No se puede explicar que Negreira estuviese tantos años contratado por el F. C. Barcelona por unos informes que parece que buscaban los elementos más característicos de los árbitros»
El hijo de Negreira le acompañó entre «diez y ocho veces» cuando iba a arbitrar al Camp Nou. Preguntado por el motivo, el colegiado detalló a los investigadores que los llamaba unos días antes, quedaban con él en el hotel, tomaban algo, hablaban «de cosas banales o de fútbol, pero comentarios sin importancia» y luego los llevaba al campo. Preguntado por el propio Negreira, este colegiado sostuvo que la relación había sido profesional, salvo una cena y una comida en octubre de 2019, en el restaurante de la pareja de José María, junto con Iturralde González -algo que el aludido negó ante los investigadores- y otros árbitros.
Sobre el motivo de los pagos del Barça al vicepresidente del CTA, apuntó no saberlo, si bien precisó, cuestionado por la influencia de la contratación en la proyección de los árbitros que «no, que era Arminio quien decidía todo y era muy difícil que se dejara convencer».
Otro de los colegiados que prestó declaración ante la Guardia Civil el pasado julio, Daniel Ocon Arriaz, apuntó que «no se puede explicar que Negreira estuviese tantos años contratado por el F. C. Barcelona por unos informes que parece que buscaban los elementos más característicos de los árbitros». Como profesional, entiende que el objetivo de los mismos era «conocer las debilidades de los árbitros, no para beneficiar a un club, pero sí para remarcar sus debilidades». Lo que considera una «traición».
Aunque él nunca arbitró al Barça, sí era conocedor de que Javier Enríquez acompañó a otros colegiados que lo hicieron. El motivo, desconoce si por su labor de 'coach' o por relación institucional. Cuestionado por la posible influencia en la competición tras la contratación de los Negreira por parte del club azulgrana, sostuvo que «para nada».
A pesar de ello, el delito de corrupción en el deporte, que investiga el Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona, no requiere que se consume el trato de favor, sino la mera intención: en este caso, con los pagos del club a Negreira, entre 2001 y 2018, que el Barça no ha sido capaz de justificar, más allá de los informes que sí elaboró Javier Enríquez.
Destrucción de documentos
Durante la entrada y registro en la sede del CTA, el pasado 28 septiembre, Antonio Rubinos Pérez, excolegiado de Primera División y adjunto a la presidencia del CTA, manifestó a los guardias civiles que entraron en la entidad de Las Rozas (Madrid) que había documentación que no encontrarían. El motivo, según el acta que consta en el sumario, es que el antiguo presidente del comité Victoriano Sánchez Arminio, pasó "al menos dos o tres horas" destruyendo documentos en una trituradora de papel el día de su cese, en mayo de 2018. Así lo manifestó Rubinos a los investigadores porque él, aseguró, estaba delante y lo vio.
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