El modus operandi del investigado consistía en hacerse pasar por empleado de unos almacenes comerciales de renombre para conseguir transferencias patrimoniales de diversas víctimas, con lo que consiguió defraudar más de un millón de dólares.
Con el avance de las pesquisas, los agentes acreditaron que al menos 700.000 dólares fueron transferidos por una víctima estadounidense a una cuenta de Reino Unido abierta, con documentación usurpada, a nombre de una tercera persona, pero controlada por el investigado.
Fruto del registro de su domicilio, un chalé situado en Ibiza, los agentes intervinieron numerosos dispositivos electrónicos (cinco ordenadores, nueve teléfonos móviles, dos discos duros, cuatro memorias USB y ocho tarjetas SIM), una llave de un vehículo de alta gama, documentación de la estructura societaria y gran cantidad de joyas.
Los fondos recibidos en la cuenta controlada por el arrestado fueron posteriormente desviados a cuentas radicadas en Bélgica, Canadá, República Checa, Francia, Alemania, Letonia, Mónaco, Polonia, España, Emiratos Árabes, Estados Unidos y Vietnam.
Estafa, usurpación de detención y blanqueo
Al investigado, de nacionalidad polaca, le constaba una orden internacional de detención por la presunta comisión de los delitos de estafa, usurpación de identidad y blanqueo de capitales, así como antecedentes por tráfico de armas.
Finalmente, los agentes lo detuvieron a mediados de junio en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat cuando llegaba de un vuelo procedente de Dubái y entregó un pasaporte diplomático de Guinea Bissau.
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