El exdueño de Casa Orsola lamenta que Barcelona «blinda alquileres de privilegiados»
Esta semana se formalizó la compra del inmueble por parte del Ayuntamiento
Barcelona
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Iniciar sesiónConvertida en símbolo de la crisis inmobiliaria, el conflicto en la Casa Orsola de Barcelona acabo cerrándose con una solución inédita: el Ayuntamiento de Barcelona acabó comprando la finca por 9,2 millones de euros con el compromiso de mantener el contrato ... a parte de los actuales inquilinos, algunos de los cuales, como se denunció en su momento, no respondían al perfil de personas vulnerables.
La compra de la finca por parte del Consistorio se ha cerrado esta semana, y hoy, el antiguo propietario, Albert Ollé, ha hecho pública una carta en la que reprocha al Ayuntamiento de Barcelona haber tomado una decisión que no solo no ayuda a resolver el problema de la vivienda sino que, «con los impuestos de todos» se ayuda a «blindar rentas de privilegiados».
A través del despacho Cgi Abogados y Asesores, Ollé ha mandado una carta en la que afirma sentir alivio tras haber cerrado la compra pero también indignación por la solución acordada: «Dinero público sufragará alquileres de privilegio para vecinos que no son vulnerables ni de lejos, mientras miles de barceloneses continúan sin opción a una vivienda asequible».
«Las fincas de la calle Consejo de Ciento, 122 y de Calabria, 137 se han convertido en manual de la manipulación orquestada por los Comunes y avalada por el silencio cómplice de los partidos políticos durante tres años. La imagen es obscena: pancartas que claman 'derecho a la vivienda' colgante de un edificio sostenido con los impuestos de todos para blindar rentas de privilegiados», añadé Ollé.
El expropietario alude a una de las medidas estrella del pasado mandato, y y que ahora el ejecutivo de Jaume Collboni quiere revertir, la que obliga a reservar un 30% de las nuevas promociones a protección oficial, lo que ha ha acabado siendo un freno en realidad a las nuevas promociones-
Ollé denuncia el «ahogo normativo y la inseguridad jurídica» en forma de «ocupaciones, topes de alquileres y procesos eternos» que hacen que los propietarios prefieran vender a arrendar: «Hay que entenderlo claro: el propietario no es el culpable, sino la solución imprescindible de un mercado saludable. Penalizarlo solo empobrece el parque disponible y asusta la inversión que tanta falta nos hace».
«Continuar restringiendo precios y eliminar apartamentos turísticos sin un plan alternativo no abaratará nada; al contrario, acelerará la fuga de la oferta. El remedio es tan antiguo como ignorado: seguridad jurídica, incentivos a la propiedad y desalojo exprés de cualquier ocupación en 24 h. Los grandes fondos tenedores hace tiempos que han marchado; si caemos en la arbitrariedad, también lo harán los pequeños ahorradores que todavía creen en esta ciudad», añade.
Ollé se dirige directamente al alcalde Collboni: «Tiene delante la oportunidad de ser recordado como el alcalde que reactivó la obra nueva, liberó suelo y defendió la propiedad privada, o de quedarse como un nombre más en la lista de los problemas. Barcelona necesita certezas, no proclamas».
«Cierro esta carta como cerré ayer la última puerta de la Casa Orsola: con tristeza, pero también con la convicción que solo recobrando el sentido común y el respeto por los valores pisados podremos rescatar Barcelona de la demagogia y volverle la dignidad que merece», concluye.
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