ERC busca enfriar el 12M frente al plebiscito sobre Puigdemont que plantea Junts

Nadie descarta un gesto audaz del fugado, como un regreso a pocos días de votar y posterior detención

Los republicanos tratan de aterrizar al expresidente en la realidad autonómica; sus exsocios buscan regresar a 2017

Puigdemont dirá este jueves en un acto en Francia si se presenta a las elecciones del 12M

Aragonès, con los expresidentes Puigdemont, Montilla y Pujol, en un acto este verano en el sur de Francia efe

Àlex Gubern

Barcelona

'Memento mori'. Recuerda que morirás. La frase se la repetían a los generales romanos cuando desfilaban victoriosos tras una batalla. El objetivo, evitar que cayesen en el pecado de la soberbia y el autoritarismo. Unos cuantos siglos después, y como césar indiscutible de Junts, ... nadie en el partido parece dispuesto a susurrar a Carles Puigdemont su condición de mortal. Así que, a menos de dos meses de las autonómicas en Cataluña, van a ser el resto de partidos, particularmente Esquerra, los que van a tratar de trasladar la idea del carácter humano de Puigdemont, es decir, despojarlo del halo casi místico que sus acólitos y, por contagio, parte del resto del electorado independentista, ven en él. 'Memento mori'.

Ciertamente, en una Cataluña que estaba hace pocos meses comenzando casi a respirar en unos parámetros de 'posprocés', el resultado de las elecciones del 23J, la ley de amnistía y el anunciado retorno de un Puigdemont ya sin causas penales amenazan con alterar el mapa político. Aunque desde Esquerra se trata de trasladar la idea de que el retorno del fugado no altera la partida, lo cierto es que en todos los ámbitos políticos se señala que su candidatura es un elemento disruptivo. Quizás no suficiente para superar a Salvador Illa (PSC) como ganador de las elecciones –así lo anticipan las encuestas–, pero sí para pasar por delante de Pere Aragonès (ERC), lo que permitiría a Puigdemont aspirar a la presidencia de la Generalitat, la tan ansiada restitución, si la suma de fuerzas independentistas retiene la mayoría absoluta.

«Nos lo tomamos con total normalidad. Deseosos de que Puigdemont pueda regresar a Cataluña a hacer política. Es por lo que llevamos batallando tanto tiempo», sostiene a ABC una fuente cualificada de Esquerra, que aún quitando hierro a esta circunstancia, sí admite que la irrupción del fugado ahora como candidato genera mucho «ruido» y altera, en parte, los parámetros de la campaña.

En este contexto, la estrategia de ambos partidos parece clara. Mientras que en Junts ya plantean los comicios de mayo en clave plebiscitaria, en Esquerra aspiran a unas elecciones dentro de cierta normalidad. Campaña emocional, en parámetros de 2017, frente a una contienda enfriada, más en clave ideológica y de gestión. «Bienvenido el candidato Puigdemont. Queremos oírlo definirse sobre el Hard Rock, sobre las medidas sobre la sequía...», apuntan en Esquerra, un deseo que no parece que vaya a ser atendido en Junts, donde se preparan ya las elecciones en clave épica. Tal y como recordaba su secretario general, Jordi Turull, tras convocarse los comicios, «estas elecciones van de ambición o de sumisión». Al menos en el lenguaje, Junts regresa a 2017. Veremos si también con los hechos.

En este contexto, nadie descarta una jugada audaz de Puigdemont que sacuda la campaña. En Junts dejan claro que van a por todas, y desde que el pasado viernes, su abogado, Gonzalo Boye, realizase unas declaraciones con un punto de ambigüedad en las que daba a entender que el expresidente no descartaba regresar a Cataluña, aunque fuese detenido, se han desatado las especulaciones. Siempre se había dicho que Puigdemont nunca regresaría a Cataluña si la perspectiva era pasar varios años en la cárcel, un entreguismo que se le reprocha precisamente a Oriol Junqueras (ERC). La perspectiva ahora es distinta, en tanto que los plazos de aprobación, y publicación en el BOE, de la ley de amnistia reducen este tiempo en la cárcel a semanas, meses a lo sumo.

¿Es posible una irrupción de Puigdemont en Barcelona a pocos días de las votaciones? Gran mitin en Barcelona y posterior detención: la campaña por los aires. Retorno a octubre de 2017. Un regreso del 'president legítim' ante lo que una Esquerra sobrepasada poco podría replicar. Yendo más allá: si alguna vez ERC se ha planteado la tentación de apoyar un gobierno de Salvador Illa en detrimento de uno de Junts, ¿haría lo mismo con Puigdemont de cuerpo presente?

En Esquerra tratan de lanzar un mensaje de sosiego, recordando precisamente el carácter mortal de Puigdemont, «un candidato más», sacudiéndole el aura de invencibilidad frente al Estado en contraste con su trayectoria electoral. «Ya nos conocemos sus trucos, y no es la primera vez que Puigdemont lidera la candidatura de Junts. En 2017 lo hizo y el presidente acabó siendo Torra, y en 2021, haciendo tándem con Borràs, quedó tercero en los comicios», recuerdan los republicanos. En Junts se sostiene que el momento es otro, y que la ley de amnistía permite, ahora sí, la restitución del presidente «legítimo». Redoble de tambores.

Fuentes políticas consultadas no descartan ningún escenario, y apuntan a unos comicios más abiertos que nunca. En 2021, los tres grandes partidos estuvieron en un puño. La última encuesta amplia, hecha ente octubre y noviembre por el CEO –CIS catalán–, daba una clara ventaja al PSC y a ERC cómodamente por delante de Junts, claro que eso era antes de todo el debate sobre la amnistía, factores externos como el caso Koldo y, de manera relevante, la irrupción del factor Puigdemont.

La inquina entre los dos partidos independentistas es conocida, y los argumentos para desgastar al contrario, previsibles. Desde Junts se señala el carácter sumiso de ERC al PSOE, acusando, en filtraciones a los medios, de urdir una conspiración para que Puigdemont no pueda hacer campaña en las autonómicas. En Esquerra responden con ironía: «Si la amnistía se hubiese aprobado hace dos meses, como quería ERC, Puigdemont podría hacer campaña. Y si las elecciones hubiesen sido en 2025, como queríamos, lo mismo». En el fondo, sostienen otras fuentes republicanas menos contenidas, el problema es que Junts no es un partido cohesionado, y solo Puigdemont hace de aglutinador. «La retórica la manejan muy bien, faltaría ver qué haría Puigdemont si regresa a la presidencia. ¿Una DUI?». ¿Tanto ruido para nada?

En lo que sí coinciden todas las fuentes políticas consultadas es en señalar que una campaña en clave emocional, muy en términos 'procesistas' y con Puigdemont en primer plano, lo que hará es movilizar al voto constitucionalista: falta por ver si con Salvador Illa como principal destinatario del voto útil para evitar el regreso a 2017, o con un repunte de voto del PP descontento con el apoyo socialista a una aministía que, más que reconciliación, ha llevado a una ignición del 'procés' cuando ya se daba por desactivado.

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