El ejecutado en el centro de Barcelona es un serbio buscado por la mafia balcánica

Con la identidad del ejecutado, que desveló ayer el diario serbio 'Kurir' y recoge este jueves 'La Vanguardia', se confirma que el crimen, a manos de profesionales, sería un ajuste de cuentas entre bandas serbias y de Montenegro, relacionadas con el tráfico de drogas. Fue una vez identificada la víctima cuando los investigadores pudieron conocer sus antecedentes consultando las bases de distintos Cuerpos policiales. Knežević se habría instalado en Barcelona hace unos dos meses, con documentación falsa. La Fiscalía griega, en su escrito, le imputa el asesinato de esos dos hombres en una villa de la isla, en base a varias conversaciones de chat intervenidas en su teléfono móvil. Apunta así la sección de Crimen Organizado que el individuo, junto con otros tres cómplices de la banda Kavacki tendió «una emboscada» a Alan Kozar y Damir Hadzic en el exterior de la casa que habían alquilado, cuando la abandonaban en un vehículo.

Contra ellos dispararon en más de 30 ocasiones. De hecho, las autoridades griegas recogen que Knežević, que logró huir tras el asesinato, estaba en contacto directo con otro viejo conocido de los investigadores por liderar una de las facciones de la mafia serbia, Veljko Belivuk, y que actuaba bajo sus órdenes. Ahora las pesquisas de la Policía catalana se centran en tratar de localizar a su ejecutor, que actuó a plena luz del día, en una calle 'pacificada', es decir, con el tráfico restringido.

La vecina que encontró el cadáver, Elea, avisó a Emergencias a las 16.18 horas, pero en los comercios de la zona aseguraron no ver ni oír nada. A escasos pasos del portal se ubica una tienda de música Tokobongo, donde sus propietarios no escucharon los disparos. Lo mismo ocurrió en una clínica dental, cercana al inmueble. El pistolero que atacó a la víctima debió seguirlo hasta el portal, donde lo atacó cuando entraba. De hecho, donde se ubican los buzones pueden apreciarse varios impactos de bala. También en la puerta de la finca.

Los agentes, además de recoger los casquillos, al menos ocho, también se afanaron en localizar huellas en la escena del crimen, y en interrogar a los vecinos para tratar de recabar información. También de recoger las cámaras de seguridad de edificios y locales cercanos, para tratar así de identificar al asesino. Por el momento, la pesquisas siguen bajo secreto.