Tintín en la Luna y Spiderman en CaixaForum: la historia del cómic, explicada como nunca

Una exposición recorre las claves históricas del noveno arte a través de más de 300 originales

Una reproducción del edificio de '13, rue del Percebe' preside la sala dedicada al cómic español ABC

David Morán

Barcelona

A todo color o en blanco y negro, encuadernada entre lujosas tapas o manoseada como un viejo y ajado tebeo, esta historia merece la pena ser contada porque, entre otras cosas, tiene de todo. Sí, de todo. Galos irreductibles e intrépidos reporteros. Superhéroes en ... permanente mutación y casas de locos en las que, de la azotea a la portería, todo el mundo está como una regadera. Cowboys más rápidos que su sombra nacidos a muchas millas del lejano oeste y niñas irreverentes capaces de encerrar verdades universales en un par de viñetas.

«El mundo físico de los cómics es caprichoso, así que ten cuidado. Puedes tropezar con hemo-goblins, sirenas, monos sin brazos y hulkas. Estas criaturas fantásticas andan sueltas», advierten las páginas de 'Anatomía del cómic', complemento bibliográfico a la ambiciosa y espléndida exposición que, ahí es nada, resume la historia y evolución del cómic en ocho actos y más de 300 originales de Hergé, Quino, Milton Caniff, Frank Miller, Will Eisner, Goscinny y Uderzo, Moebius, Windsor McCay, Ibáñez, Jack Kirby y Tardi, entre muchos, muchísimos otros.

Colosos de la historieta

Aquí, alertaban los mapas medievales para señalar la presencia de territorios ignotos e inexplorados, hay dragones. Y aquí, debería advertir ahora el CaixaForum de Barcelona, hay colosos de la historieta. Magos del humor, dibujantes de trazo exquisito, pioneros de la narración secuencial y artesanos de las fraguas mitológicas. Prestidigitadores del color y guionistas con pinta de esquiva eremita. Fenómenos belgas y prodigios franceses.

Reproducción de la aldea gala de 'Astérix y Obélix' ABC

La historia del noveno arte, relatada como casi nunca y anclada a unos orígenes que se debaten entre el suizo Rodolphe Töpffer; 'The Yellow Kid' de Richard Felton Outcault y su uso pionero de los bocadillos de texto; y el 'Little Nemo in Slumberland' de Winsor McCay, forjador de mundos y primer gran demiurgo del género. «Un siglo después nos sigue dejando boquiabiertos», celebra una exposición armada a partir de los fondos del coleccionista francés Bernard Mahé y de préstamos privados para, además de estimular el gozo visual, prestigiar el cómic como forma de arte transversal, revolucionaria y vibrante. Un medio de expresión poderosísimo que, subraya la directora general adjunta de la Fundación La Caixa, Elisa Durán, «sintetiza los anhelos y miedos, sueños y deseos de millones de personas en todo el mundo».

Las joyas de la corona: lo mejor de 'Cómic. Sueños e historia'

Originales de Tintín

Dos originales de Hergé para 'Objetivo: la luna' y 'Las joyas de la Castafiore' son uno de los grandes reclamos de la muestra. En el mercado, las páginas podrían llegar a alcanzar los 3 millones de euros

La revolución de Hugo Pratt

Con la creación de Corto Maltés, el veneciano Hugo Pratt llevó a una nueva dimensión el cómic de aventuras. En Caixaforum se puede ver el dibujo original para la portada de 'Les Celtiques', de 1980

El papel de mujer

Creadoras como la barcelonesa Purita Campos (en la imagen, un esbozo de portada de 'Esther y su Mundo' de 1983) se hacen un hueco en un mundo casi siempre pintado y contado por hombres.

Winsor McCay, creador de mundos

Pionero a la hora de dibujar animación fotograma a fotograma, Winsor McCay creó en 1905 un mundo desconcertante llamado Slumberland. Nacía el cómic tal y como lo conocemos.

El poderío de Marvel

Ahora que los superhéroes campan a sus anchas, no está de más celebrar el papel de Jack Kirby, John Buscema y Neil Adams en el desarrollo de la factoría Marvel. En la imagen, un 'Spiderman' de John Romita de 1974

A pocos metros, es cierto, el Salón del Cómic lleva años haciendo notables esfuerzos por organizar exposiciones temáticas y traer a la ciudad originales de primeras espadas del género, pero nunca antes se había visto semejante despliegue en la ciudad. Nunca antes, por ejemplo, se había podido examinar de cerca el proceso creativo de Chris Ware a partir del laberíntica composición de 'What I May Have Learned Thus Far' justo después de asomarse a un par de originales de 'Tintín' (nada menos que 'Las joyas de la Castafiore' y 'Objetivo: la luna') que, aseguran, podrían alcanzar los tres millones de euros en el mercado.

Esplendor franco-belga

Por delante (o por detrás, según dónde se coloque uno), más de cien años de obras maestras, puro siglo XX hecho papel y viñetas, con cimas como la edad de oro estadounidense encarnada en las aventuras de 'Dick Tracy', 'Popeye' y 'Flash Gordon' y la excelencia técnica de Harold Foster; el boom de los superhéroes y la irrupción de fenómenos sobrenaturales como Jack Kirby, Neal Adams, Frank Miller, Alan Moore y Dave Gibbons; y el imbatible reinado del cómic franco-belga tras la II Guerra Mundial.

Se suceden ahí maravillosos originales de 'Prince Valiant' y 'Terry & The Pirates', páginas como recién entintadas de los gloriosos años 60 de Marvel, la aldea gala de Uderzo y Goscinny al completo, Astérix y Obélix en tamaño natural para que los visitantes se fotografíen junto a ellos… De André Franquin y su 'Spirou' a Jean Giraud y 'El teniente Blueberry'; de Spiderman y Batman al 'Spirit' de Will Eisner y 'Corto Maltés' de Hugo Pratt, a 'Cómic. Sueños e historia' no le falta detalle. Ni siquiera la Mafalda de Quino ha querido perderse la cita y, por primera vez, un par de originales de la serie han viajado fuera de Argentina. «¿Sabés por qué es lindo este mundo? ¿Eh? Porque es una maqueta, el original es un desastre», dice en una de ellas la menuda revolucionaria.

Diorama de Paco Roca con la historia del cómic español ABC

Incalculable, por lo menos a nivel sentimental, es el valor del mural que Paco Roca ha realizado expresamente para la exposición; una intervención con diferentes planos de profundidad y en la que Max, Gallardo, Purita Campos, Jan y Escobar, entre otros, vienen a resumir la historia del cómic español, apartado coronado por una gigantesca recreación del edificio de '13, Rue del Percebe'. A sus pies, originales de Ibáñez, Vázquez, Carlos Giménez y Opisso trazan una línea cronológica que va de las historietas del 'TBO' y 'Ricardo Alcázar y Pedrín' a las revistas franquistas, con 'Flechas y pelayos' a la cabeza, y de 'El guerrero del antifaz' y 'El Capitán Trueno' a la edad dorada de Bruguera, factoría del humor y del tebeo industrial que no tuvo rival en los años sesenta y setenta.

Sin perder de vista nunca el relato cronológico y dejando para otra ocasión, para otra exposición quizá, el complejo mundo del manga, la exposición pisa el acelerador en su tramo final para quemar etapas y brincar del impulso renovador de Vittorio Giardino y Milo Manara a las viñetas alucinadas y fantásticas de Richard Corben y Moebius, quien no contento con hacer historia como Jean Giraud se inventó un pseudónimo para revolucionar el cómic en los setenta.

Otros flecos llevan al visitante a la novela gráfica de Will Eisner y Art Spiegelman y a la creatividad expandida de genios contemporáneos como Chris Ware y Scott McCloud. «El espacio hace al cómic lo que el tiempo hace al cine», dejó escrito este último en 'Entender el cómic'. Y si algo anda sobrada 'Sueños e historia' es de espacio y de cómics.

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