«Si denuncias te juzgan a ti. Si no, lo pasas sola y te marca el resto de la vida»

Fue la semana pasada cuando Prados también decidió romper su silencio y denunciar el abandono sufrido por su hija. La queja formal ante los Mossos d'Esquadra la interpusieron el 14 de febrero. Con ésta, en los últimos seis meses, son ya cuatro las agresiones sexuales en el mismo centro comercial, Màgic, las que ahora investiga la Policía catalana. Además de la hija de Teresa, también una niña de 11 años, a la que violaron varios menores en los lavabos del espacio. Las dos restantes, las de un chico de 14 años, al que habría asaltado un adulto, igualmente en los baños, y la de una joven de la misma edad, hace unas semanas.

«Estamos hablando del centro comercial de referencia en la cuarta ciudad de Cataluña, y su dirección y la empresa de seguridad se lavaron las manos» denuncia esta madre, que recuerda que dicho espacio «debería ser seguro, un lugar donde vamos de compras o a pasar un tiempo de ocio. Se supone que allí estás protegida, pero no».

Le dijeron que los vigilantes del espacio están para «proteger las tiendas». «¿Si una persona pide ayuda, eso no importa? ¿Sus beneficios están por encima de nuestras vidas?», cuestiona. «Si cualquier persona se acerca a pedirte ayuda, en una situación así, lo mínimo habría sido alertar a los Mossos. Se supone que los vigilantes están para eso. Es vergonzoso: omisión del deber de socorro. ¿Para qué están? ¿Sólo para que no robemos en las tiendas?».

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La «dejadez» y el «abandono» que denuncia Prados van más allá del individuo que se negó a auxiliar a su hija, tras haber sido asaltada. También reprocha la actitud del Ayuntamiento de Badalona, cuyo alcalde, el socialista Rubén Guijarro, solo se preocupó por su situación la víspera de la rueda de prensa que convocó para relatar lo ocurrido. Fue una llamada corta en la que el edil puso a su disposición «todos los servicios disponibles». «Cuando le pedí que me concretara cuáles, asistencia psicológica o jurídica, no supo decirme nada. Y ahí se quedó», rememora.

Por su parte, los investigadores sometieron a su hija a tres ruedas de reconocimiento. En la primera identificó a un individuo. No se trataba de uno de los agresores, pero sí formaba parte del grupo que la intimidó. En la segunda, volvió a reconocer al mismo y, «la tercera vez, yo, como madre de la víctima, había llamado para solicitar una reunión y pedir información, pero me dijeron que no podían decirme nada, que nos callásemos, que no hiciésemos ruido, que les dejáramos hacer su trabajo», explica Teresa. Esa tercera vez, «la tensión empezó nada más entrar en la habitación donde se hizo el reconocimiento. A mi hija le decían 'si no colaboras, vas a tirar por el suelo nuestro trabajo'. 'Si no reconozco a nadie, no puedo señalar a un chaval que no ha hecho nada'», replicó la niña.

«No sé el por qué de esa actitud y no sabemos en qué punto está la investigación», apunta Prados. Las trabas con las que ha topado son las que la han empujado a hacer público el caso de su hija, para que no se convierta en «un expediente más, en un dato más en las estadísticas». Habla con voz pausada, casi entrecortada, cuando sostiene: «Ahora entiendes por qué muchas no denuncian, porque vas a tener que revivir ese día, una y otra vez, y encima te encuentras con que no te dan apoyo psicológico, te juzgan a ti y ponen en duda tu declaración. Si decides denunciar te encuentras esto, y si no denuncias y no lo dices, lo pasas sola y te marca para el resto de la vida», lamenta.

En todo ese tiempo, su hija solo ha tenido dos visitas con una psicóloga de la unidad de atención a la víctima. «Y mientras tanto, ¿qué hacemos?», censura Teresa. «Necesitamos herramientas. Nosotros podemos darle apoyo, pero un profesional tiene que atacar el problema». El protocolo existe «pero no se cumple», denuncia. El reclamo es claro: «inversión en recursos para atender a las víctimas».

Después de que Prados alzase la voz la semana pasada para relatar el «calvario» por el que ha pasado su hija, el consistorio de Badalona anunció, vía comunicado, que aumentaría la seguridad en el centro comercial, con más patrullaje a pie de agentes de los Mossos y la Guardia Urbana.