Cuatro reincidentes entre las 'manadas' de menores en Badalona

Del total de asaltos, tres se perpetraron en el centro comercial Màgic, donde, un miércoles, a última hora de la tarde, decenas de personas entran y salen, sin mayor preocupación Parejas, padres con sus hijos, y también chavales. A escasos metros de la entrada, una pintada, con letras moradas, que reza: «Violadores, caeréis todos», en un murete de hormigón. Podría ser una más entre tantas otras, pero el lugar escogido obedece a un motivo: tres denuncias por agresiones sexuales a menores en los lavabos del espacio entre agosto de 2022 y enero de este año. Entre las víctimas, una niña de 11 años que, junto a su familia, ha tenido que abandonar la ciudad, tras sufrir amenazas del entorno de sus atacantes, algunos, inimputables.

Seis menores la asaltaron el pasado noviembre, pero no fue hasta cuatro meses después, cuando TV3 destapó el caso, cuando saltaron las alarmas. El Ayuntamiento no tenía constancia de lo ocurrido. Aquel día, la pequeña acudió sola al centro comercial. Dijo a sus padres que salía con unas amigas, pero en realidad fue sola a mirar ropa. En la superficie de tres plantas y más de 48.000 metros cuadrados fue donde, a punta de navaja, la obligaron a entrar en uno de los lavabos, la agredieron sexualmente y lo grabaron con sus móviles.

Después, trató de pedir ayuda a uno de los vigilantes de seguridad, pero éste la ignoró, por lo que la menor regresó a su casa y no contó nada. Semanas después su hermano se enteró en el colegio de que circulaba un vídeo de la niña, y entonces ésta explicó lo ocurrido. Las imágenes las habían visto otros menores, pero también adultos. Nadie dijo nada. Fueron los padres de la niña los que interpusieron la denuncia ante los Mossos tras saber por boca de su hija lo que había pasado.

También una adolescente de 16 años a la que, en agosto del año pasado, diez individuos acorralaron en el mismo espacio. A punta de navaja la obligaron a entrar un uno de los baños. Allí tres la agredieron, mientras los restantes vigilaban. Así lo relata Teresa Prados, madre de la víctima, a ABC. «Pidió ayuda a un vigilante, pero la ignoró», denuncia. Pese a la confianza entre ambas, no le contó nada hasta tres meses después. La denuncia la formalizó el 14 de febrero. Desde entonces, no sabe nada de la investigación.

Conseguir atención psicológica supuso un calvario, relata la progenitora. «Dos visitas en varios meses. Cuando llamé para pedir ayuda por el estado de mi hija, me dijeron que le hiciese una lista de tareas y que pusiese una pegatina al lado de cada una de ellas cuando las hubiese cumplido, como si estuviese en Primaria», relata Teresa. Ante la impotencia, y tras conocer el caso de la menor de 11 años, decidió alzar la voz y contar que su niña también había sido víctima de una violación. Por eso fundó el comité de madres contra la violencia sexual en Badalona.

En vísperas de la rueda de prensa que convocó para denunciar el abandono institucional sufrido, recibió una llamada del ahora alcalde saliente, Rubén Guijarro (PSC). «Me ofreció todos los medios disponibles para ayudarnos. Cuando le pedí que me concretase cuáles, asistencia jurídica, psicológica..se quedó callado. No supo que decirme y eso fue todo», recuerda la progenitora, desde una cafetería de la calle del Mar, a pocos metros del ayuntamiento de la ciudad.

Fue el pasado sábado, 3 de junio, cuando ocho menores, algunos inimputables –de entre 12 y 13 años– violaron a una niña de 13 en un terreno próximo a la playa de Badalona, a escasos minutos del centro comercial Màgic.

Un testigo alertó a los Mossos y, cuando allí se presentó una patrulla, salieron a la carrera, dejando atrás sus móviles, con los que grabaron el ataque. Ese descuido ha permitido a los investigadores identificar a la mayoría de agresores. Algunos ya conocidos por los agentes, al haber perpetrado algunos robos en la ciudad.

«Están escondidos y en el barrio nadie habla», desliza un agente en referencia a San Roque, lugar de procedencia de los sospechosos. El pasado miércoles, la Policía catalana detuvo a dos individuos, también acusados de perpetrar una agresión grupal contra otra menor en enero. También en el centro comercial. En esa ocasión, fue el novio de la niña, él de 15 años, ella de 13, la que la forzó a mantener relaciones sexuales con algunos amigos.

Restando las tres de Màgic, el resto se han perpetrado en el «espacio público», ha detallado esta tarde la inspectora Montserrat Escudé. La del sábado, en un terreno que durante el día está en obras.

Solo a pocos metros del lugar, Juan Valero, originario de Albacete, pero residente en Badalona desde hace 65 años, desliza: «No sé qué les pasa ahora a los jóvenes». Como cada tarde, pasea junto a varias terrazas, a pocos metros de su casa, en la calle Industria. A escasos minutos caminando, se encuentra Màgic. «Tendría que ser un lugar seguro, pero evidentemente no lo es», cuenta una chica de 24 años a su salida. Vive cerca del espacio y sostiene: «No vas a dejar de hacer cosas por miedo». Preguntada por la alarma generada por las agresiones sexuales, asegura que convive con sensación de inseguridad desde «hace años». «Algunas zonas, sea de día o de noche, es mejor no pisarlas. Y sabes que a veces tienes que echar a correr». Habla de los barrios de Bufalá y Llefià, pero es una percepción personal.

Prados rechaza estigmatizar y defiende la necesidad de invertir en recursos. Atención a las víctimas sí, pero también para los agresores. «No es fácil planteárselo, pero en muchas ocasiones también son víctimas, por su situación social y económica, o su entorno», apunta. La afirmación de Teresa la sostiene la Fiscalía General del Estado, que en su última memoria apuntó que en la jurisdicción de menores «la vulnerabilidad concurre en muchas ocasiones en todos los implicados, pues frecuentemente se detectan problemas de toda índole tanto en los victimarios como en las víctimas: marginalidad, escasa formación, abandono escolar, maltrato o violencia intrafamiliar, consumo de drogas, adicción a las nuevas tecnologías, trastornos de comportamiento o psiquiátricos, incumplimiento de las obligaciones por sus padres, escasez de recursos económicos, abandono o conductas sexuales inadecuadas».

La joven que sale del centro comercial reclama más presencia policial en las calles de Badalona para acabar con la inseguridad, pero, como subrayan desde el Cuerpo catalán, el abordaje de las agresiones sexuales no puede ser «meramente policial». Además, pese a la alarma, los asaltos con más de un autor fueron el 4% del total de denuncias en Cataluña durante el primer cuatrimestre del año. Es decir, 58 de 1.247.