Condenada a 33 años y medio de prisión la aspirante a 'mossa' que torturó y asesinó a su expareja
Además del crimen, el fallo considera probado que Montserrat Nin amenazó, y maltrató de forma habitual a la víctima, Aleix Álvarez
La aspirante a 'mossa', un «parásito» que «destrozaba» a sus víctimas para «someterlas»
Barcelona
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Iniciar sesiónCondenada a 33 años y medio de prisión la aspirante a 'mossa' que torturó y asesinó a su expareja. Además del crimen, el fallo de la Audiencia de Barcelona considera probado que Montserrat Nin amenazó, y maltrató de forma habitual a la víctima, ... Aleix Álvarez. Durante el juicio, por el que el tribunal del jurado la consideró culpable por unanimidad, el investigador de Homicidios que se hizo cargo de las pesquisas describió el caso como excepcional. «Yo, en 18 años de carrera, jamás he visto algo similar», detalló ante la sala. Lo hizo antes de explicar que, durante dos décadas, la mujer vivió como un «parásito», «captando a hombres y mujeres con los que convivía», para «absorber su vida». A lo largo de estos 20 años, Montserrat tuvo un trabajo y sólo le duró un mes. Para subsistir, captaba a sus víctimas con «técnicas psicológicas complicadas» y las mantenía «enganchadas hasta derrotarlas, destrozarlas y vencer su resistencia emocional para someterlas totalmente», a base de golpes y amenazas.
De ellos no sacaba gran rédito económico, porque «su objetivo no era hacerse rica, sino parasitar». Entre otros, a través de ingresos periódicos e instalándose en sus casas. Una conclusión a la que llegaron los Mossos tras analizar el contenido de los teléfonos de Montserrat entre 2013 y 2023. El 7 de abril de ese último año, mató a Aleix de una cuchillada en el corazón. Sobre las 20.00 horas llamó a Emergencias para alertar de que el hombre estaba herido, pero los sanitarios no pudieron hacer nada por salvarle la vida. Tres meses más tarde ingresó en prisión provisional acusada del crimen, tras los indicios recabados por la Policía catalana. Entre estos, ingentes grabaciones que ella misma captaba, en las que descubrieron que, además de Aleix, había más víctimas a las que había sometido al mismo tipo de torturas, tal y como dos de ellas, antiguos compañeros de piso -Eva e Iván-, relataron también ante el tribunal del jurado y por las que tiene sendos juicios pendientes.
Sobre Aleix, apuntaron las acusaciones, ejerció «un chantaje destructivo», y un gran control. Sólo dos meses antes del crimen, se trasladó a vivir con él, en su piso de Ripollet (Barcelona), cuando éste trataba de retomar la relación con su ex y madre de su hijo, que entonces tenía 9 años. Allí fue donde le propinó una puñalada mortal en el corazón con un cuchillo de cocina que luego intentó limpiar, y hacer pasar el crimen por un suicidio.
Antes de asesinarlo, Montserrat anuló totalmente a Aleix, «deshumanizándolo», por lo que necesitó ayuda psicológica y recibió la baja laboral. También fue atendido, en al menos cuatro ocasiones, en centros médicos por las lesiones que ella le había causado. Entre otras, en el pabellón auricular izquierdo, y otra en un brazo que le causó una gran infección. Nunca se lo contó a nadie, ni siquiera a los facultativos que lo asistieron. Ella lo amenazaba, entre otros, con matar a su hijo. Pese al silencio de la víctima, los Mossos pudieron recuperar el contenido del teléfono de la acusada, que lo grababa todo. Uno de esos audios rezaba: «Soy capaz de llamar a un puto sicario y que mate a tu hijo hoy mismo».
Unas amenazas que provocaron que el hombre además de miedo, entrase en una situación de «dependencia y sometimiento» hacia su agresora quien, según precisó la acusación particular y certificaron los forenses, tenía una «conducta parasitaria» y se adosaba a sus «víctimas», sobre las que ejercía chantaje emocional. Las volvía totalmente «vulnerables» a su dominación, llegando incluso Aleix a grabar un audio en el que, tras identificarse con su DNI y su dirección, decía que «con plenas facultades mentales y físicas, si no cumplo mis promesas», hacia Nin, «pido que maten a mi hijo».
Ahora, los hechos probados de la sentencia recogen que Montserrat Nin, de forma constante, desarrolló «una conducta de dominación y humillación» sobre Aleix, «sometiéndolo a situaciones vejatorias, llegando a atemorizarlo con contratar a un sicario para que acabase con la vida del hijo de aquél, a fin de mantener dicha situación de dominio». Por ese «permanente control y humillación», Aleix sufrió «un progresivo y grave deterioro de su salud y de sus relaciones personales que hasta ese momento mantenía con amigos y familiares».
También recoge el fallo que fue golpeado en diversas ocasiones por quien había su pareja, tal y como se pudo ver en la sala, cuando se expusieron los vídeos que ella misma grababa, y en los que Aleix aparecía consumido, con muy poco peso, sangrando por su oreja izquierda, la mirada perdida y totalmente derrotado ante la dominación a la que lo sometió antes de matarlo. Así, le impone 33 años de cárcel. De ellos, 25 por asesinato alevoso con agravante de parentesco; así como tres años y medio por amenazas, dos años por lesiones, y otros tres, por maltrato habitual. Además, tendrá que indemnizar a la familia de la víctima con 440.000 euros.
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